Este sábado 1 de junio toma posesión del cargo de Jefe de Estado de la República de El Salvador, el Sr. Nayib Bukele, en un acto que se llevará a cabo en la Plaza Morazán en el centro de la ciudad capital. Será, sin duda, un acto de gran significado político por diferentes razones. Una de ellas es que Nayib Bukele ganó en primera vuelta a los dos partidos mayoritarios en El Salvador, hasta ese momento. Estos partidos apostaban a la segunda vuelta. Pero Nayib dominó de una manera contundente en la primera vuelta y venció.

Las encuestas hechas por agencias de reputación daban como ganador a Bukele superando a Arena y al FMLN, éste quedaba en el tercer lugar.

“Nosotros somos la única izquierda” declaraba insistente el candidato del FMLN y además afirmaba, reconociendo que iban debajo de Bukele, que sus encuestas les indicaban que el Frente iba remontando tales números. Pero, tal como sucedió al final, les serían desfavorables, dejándolos en tercer lugar. Pero, con una diferencia muy grandiosa a favor de Bukele. También con esta afirmación que se hacía con aplomo se daba a entender que el apoyo que recibía Nayib se daba porque la gente percibía a Nayib como un hombre de izquierda. Esta actitud de respaldo era como una forma de reivindicarlo ya que había sido expulsado del FMLN.

Recordar que, en 1972, ante la candidatura presidencial de Napoleón Duarte, que lideró una amplia alianza conformada por demócratas cristianos, socialdemócratas y comunistas, la gente del pueblo decía “con Duarte aunque no me harte”. Y Duarte ganó aquellas elecciones, pero el régimen oligárquico militarista imperante no lo dejó ocupar la silla presidencial. Refugiado en la embajada de Venezuela, lo sacaron, lo maltrataron y lo expulsaron del país. Después se fortalecieron los grupos armados de izquierda, se produjo un golpe de estado de 1979 y estalló el conflicto militar.

Otra razón es que, con este hecho de gran significación histórica para El Salvador y la región, se rompe con la polarización que arrastramos desde, al menos, el pacto del cese de fuego y firma del Acuerdo de Paz, hace ya 27 años. No obstante, los esfuerzos por la creación de una tercera fuerza vienen desde los años ochenta, en plena guerra. Ignacio Ellacuría, hay que reconocerlo, fue uno de los que más insistió con esa propuesta de vía alternativa frente cara a la extrema derecha y la extrema izquierda, decía. Incluso, se organizaron partidos políticos que se ofrecían como opción, pero nunca fructificó.

En fin, este nuevo gobierno con el apoyo de Nuevas Ideas y el partido GANA, se da en un contexto nacional e internacional muy dificultoso. Para componer gobernabilidad democrática se necesita resolver una de las grandes fallas de todos estos años que es, primero, la gran falta de consensos imprescindibles para progresar. En esta iniciativa quien tiene que jugar ese rol político e histórico es el gran mediador de intereses tan diferenciados del país: el Jefe de Estado. Nunca se ha tenido. El país no va resolver sus males con el esfuerzo de una sola formación política, pero sí con la firme y lúcida sabiduría protagonizada por el papel de un liderazgo, rodeado de hombres y mujeres voluntariosos e inteligentes. Esperamos que Nayib logre hacerlo.

El Presidente electo ya empezó a formar su gabinete, hasta ahora ha anunciado solamente mujeres. Esto me parece muy bien. Observamos que entre ellas hay una que tiene formación en sociología y politología, que son mis profesiones y, conocimiento de mundo. Estas disciplinas no han sido tomadas en cuenta para que jueguen su importante rol, que tienen mucho que aportar. El hecho de que sean mujeres es de suyo importante pero no basta. Ellas tienen que ejercer su profesión en la política pero con una mentalidad diferente a la de tantos hombres y mujeres. Un componente importantísimo es que sean incorruptibles.