Inglaterra salió el 2 de diciembre de un bloqueo de un mes en un nuevo sistema de bordillos de 3 niveles con tiendas no esenciales, centros de ocio y salones que reabrieron, pero algunos sectores, incluida la hostelería, experimentaron restricciones más estrictas./AFP.


Los ingleses volvieron el miércoles a las tiendas, al término de su segundo confinamiento, con la esperanza de un progresivo retorno a la normalidad después de que el gobierno anunciara el inicio, la próxima semana, de la campaña de vacunación contra el coronavirus.

En lo que se dio a llamar "miércoles salvaje" por la expectativa de un alud de compradores tras las cuatro semanas de cierre, clientes cubiertos con mascarillas y cargados de bolsas tomaron por asalto los comercios del centro de Londres.
Estoy feliz de volver y con la Navidad es genial", dijo a la AFP Charlotte Cobb mientras hacía sus compras en los grandes almacenes Selfridges.

"Esta Navidad no es ciertamente como la habríamos anticipado el año pasado", reconocía Maeve Wall, gerente de los almacenes, lamentando que "sólo nos quedan tres semanas y media". Pero "tratamos de hacer la experiencia lo más placentera posible para los clientes", añadió.

Los 56 millones de habitantes de Inglaterra salieron el miércoles de un segundo confinamiento y además de la reapertura de los comercios los estadios deportivos pudieron recibir público, con aforo limitado, por primera vez desde marzo.

Pero el desconfinamiento dio paso a un sistema de alerta local que deja al 99% bajo fuertes restricciones, como la prohibición de verse con familiares y amigos en interiores y el cierre de bares, restaurantes o cines en la mitad del país.

En este contexto, el primer ministro Boris Johnson calificó de "fantástica" la aprobación por el regulador británico de la vacuna contra el coronavirus desarrollada por Pfizer-BioNTech, que convirtió al Reino Unido en pionero en su autorización.
Ahora tenemos la certeza de que triunfaremos y recuperaremos nuestras vidas y todas las cosas en ellas que amamos", afirmó Johnson en rueda de prensa.

Pero "hasta que la vacuna sea distribuida" a la población más vulnerable, lo que el ejecutivo espera haber logrado en abril, "por favor, por favor, sigan respetando las reglas" sanitarias y "no caigamos en la creencia ingenua de que nuestro combate ha terminado", urgió.

Con 59.000 muertes confirmadas, el Reino Unido es el país más castigado de Europa por la pandemia.

- Vacunación la próxima semana -

Unas 800.000 dosis de esta vacuna, de la que el Reino Unido pidió 40 millones, estarán listas para su distribución a principios de la próxima semana, precisó el ministro de Sanidad, Matt Hancock. El resto irá llegando progresivamente.

La campaña de vacunación seguirá un orden de prioridad que comienza con residentes y trabajadores de geriátricos, personal médico y mayores de 80 años.

Con una población de 66,5 millones de habitantes y dos dosis necesarias por persona, el Reino Unido también reservó vacunas a otros laboratorios, por ejemplo 100 millones de dosis al equipo británico Oxford/AstraZeneca y otros 60 millones de la futura vacuna de Novavax.

Pero "todavía hay mucho trabajo por hacer", advirtió el profesor Arne Akbar, presidente de la Sociedad Británica de Inmunología.

"El despliegue de la vacuna va a ser un desafío logístico" y "el fomento de la confianza del público en la vacuna va a ser crucial", subrayó.

El innovador sistema utilizado por Pfizer/BioNTech y el tiempo récord en que se han desarrollado las vacunas suscita reticencias entre partes de la población.

"Oímos todas estas locuras conspiratorias, es ridículo", afirmó a la AFP en las calles de Londres Charlie Manchester, un inglés con "confianza en los científicos" y determinado a recibir la vacuna en cuanto sea posible.

"Son buenas noticias" pero "espero que la gente se la ponga porque creo que está ansiosa" ante "la velocidad con que se ha hecho", decía por su parte Sue Manning, empleada de la sanidad pública.

Mientras tanto, la noticia permitió a Johnson resarcirse tras haber sufrido una rebelión sin precedentes la noche anterior en la Cámara de los Comunes, donde 55 de sus propios diputados se opusieron al sistema de restricciones locales para remplazar al confinamiento.

Este fue aprobado gracias a la abstención de la oposición, pero dejó la autoridad del primer ministro y su mayoría parlamentaria muy dañadas de cara a cualquier voto futuro.