Tras el hecho, el inspector Elio Francisco López Aguilar, fue detenido por los delitos de homicidio, tenencia y portación de armas de guerra. Supuestamente le encontraron un arma tipo Uzi, mientras que el expolicía, Manuel de Jesús Valenzuela Lima, Daniel Isaac Castillo Recinos y Carlos Eliezer Ramírez Aguilar, fueron arrestados por homicidio. La Fiscalía deberá determinar los ilícitos por los cuales los acusará.


En un confuso hecho, el investigador de la División Élite contra el Crimen Organizado (DECO), Francisco Noél Herrera Merlos, fue asesinado la noche del pasado sábado mientras departía junto a otras personas, entre ellos, el expolicía, Manuel de Jesús Valenzuela Lima, quien fue detenido como sospechoso.

Además del exagente fueron capturados el inspector de la Policía Nacional Civil (PNC), Elio Francisco López Aguilar, propietario de la casa donde se cometió el hecho, y quien de forma extraoficial se supo que es el yerno del director de la Policía, Mauricio Arriaza Chicas.

Los otros detenidos son: Carlos Eliezer Ramírez Aguilar y Daniel Isaac Castillo Recinos, hermano y primo del inspector López Aguilar. En la fase inicial de las pesquisas, el inspector López Aguilar, al ser entrevistado por investigadores expresó que la casa donde ocurrió el homicidio es de su propiedad y que a eso de las 9:30 de la noche del sábado su madre le llamó para informarle que las personas a quienes les está alquilando la vivienda, junto a otros sujetos estaban tomando alcohol, generando desórdenes y que tenían armas de fuego.

Agregó que al recibir esa información se desplazó a su casa que tiene en alquiler, pero cuando llegó encontró muerto al agente Herrera Merlos y que desarmó al expolicía Valenzuela Lima, quien estuvo destacado en la subdelegación de la residencial Altavista.

Previo a su detención fueron entrevistados Ramírez Aguilar y Castillo Recinos; este último contó a los investigadores que todos estaban departiendo, pero que el agente Herrera Merlos comenzó con ellos una fuerte discusión, manifestándoles que ellos lo pretendían entregar al sistema e intentó agredirlos y los amenazaba con su arma de fuego.



Según Castillo Recinos, ante ese nivel de agresividad decidieron amarrarlo con un hule mientras le pasaba la embriaguez, por lo que después, al verlo ya tranquilo, le dijeron que lo iban a soltar con la condición de que se fuera a dormir.

Herrera Merlos se fue a su habitación, pero después salió con una granada en la mano gritando que se iban a morir todos por quererlo entregar al sistema, a lo que ellos le decían que se tranquilizara que no iba pasar nada malo; pero al no soltar la granada, el exagente Valenzuela Lima, le asestó un disparo en la cabeza aduciendo legítima defensa.

Hay informe policial obtenido de forma extraoficial en el cual se detalla que puede descartarse una alteración de la escena y que los hechos contados por los detenidos hayan ocurrido de otra manera.

Se menciona que al tener la víctima un disparo en la cabeza no se descarta que haya sido ejecutado; en el lugar se encontraron tres armas de fuego tipo pistola y cuatro granadas fragmentarias.

Investigadores supuestamente entrevistaron a la excompañera del policía asesinado, quien expresó que hace dos días, le había manifestado que sentía desconfianza de alguien y que estaba relacionado a su trabajo, que se sentía perseguido por el sistema.

Un subinspector que estuvo en el lugar dijo que se trata de un hecho bien confuso que a través de las investigaciones se va esclarecer. Confirmó que se detuvo al inspector López Aguilar y otros tres sospechosos. La fiscal del caso, no proporcionó ninguna información.