Esmeralda Aravel Flores Acosta se dedicaba a “matar hombres” para cobrar los seguros que estos dejaban a nombre de sus esposas. Así lo reveló la víctima clave “Mónica”, a quien la Fiscalía General de la República (FGR) protege y es uno de los casos judicializados en el requerimiento referencia 26-UTIP-2017 que tiene el Juzgado de Instrucción de San Marcos y al cual Diario El Mundo tuvo acceso, a través de la unidad de comunicaciones del Centro Judicial Isidro Menéndez.

En julio de 2016, Esmeralda Aravel Flores Acosta, junto a otra mujer de nombre Magdalena Patricia Lucha viuda de Cabrera, quien es prófuga de la justicia, llegaron a casa de “Mónica” y le ofrecieron trabajar como doméstica en casa de Flores por $250 mensuales. “Mónica” aceptó y empezó a cuidar a cuatro niños de “la abogada” Esmeralda Aravel Flores.

Según una ficha del Registro Nacional de Personas Naturales (RNPN), Flores Acosta, de 38 años de edad no es abogada, sino estilista y residía en San Marcos.

Por un mes, “Mónica” cuidó a cuatro niños y se limitaba a esto, porque Flores Aravel tenía a tres muchachas más en casa que lavaban, cocinaban y hacían limpieza. La víctima dijo a la Fiscalía que ese mes llamó su atención que las muchachas preparaban un plato de comida extra y lo llevaban fuera de casa. Ese mes, “Mónica” no recibió su pago y Flores prometió pagarle en cuanto pudiera.

Sin embargo, “Mónica”, a recomendación de una de sus compañeras de trabajo renunció. Ese día, Flores Acosta “le pidió a la víctima que llevara el plato de comida extra a otra casa donde estaba Wilber Javier Cáceres Benítez, alias “El Guay”, de 40 años de edad” y quien según el relato en el requerimiento fiscal tiene el cuerpo lleno de tatuajes de la MS.

“El Guay” amenazó a “Mónica” con una pistola y le advirtió que debía hacer lo que Esmeralda le dijera, porque si no mataría a su familia”. “El Guay” también le dijo que ya no iría a su casa, “que les debía hacer un trabajo”, y que después la dejarían libre. Fue ahí cuando Esmeralda Aravel Flores Acosta le reveló cuál era su trabajo.

“Que ella se dedicaba a matar hombres, que se tenía que casar, que tenía que hacer todo lo que le dijera”.

 

El matrimonio

A finales de agosto, la víctima dijo a la Fiscalía que conoció a quien sería su esposo en la alcaldía de Santa Ana. Sin saber la identidad del hombre, Esmeralda Aravel Flores Acosta llevó a la víctima a hacer los trámites del matrimonio. Se casaron el 2 de septiembre de 2016 en las bodas colectivas de la alcaldía de ese municipio. Fue hasta ese día que “Mónica” supo que su ahora esposo se llamaba Melvin Ostmaro Reyes Rosa, un agricultor del cantón San Lorenzo, de Ahuachapán.

Reyes Rosa también fue una víctima de Esmeralda Aravel Flores Acosta. Ella había dicho a Reyes que le conseguiría la ciudadanía estadounidense, pero que debía casarse. Aravel también le dijo que debía contratar un seguro de vida para él, donde la beneficiaria sería su esposa. El día de la boda, Flores Acosta entregó dinero a Melvin Reyes y le dijo que abriera una cuenta, que de ahí descontarían el dinero para contratar el seguro.

Por orden de Flores Acosta, “Mónica” y Melvin Reyes fingieron un matrimonio frente a la familia del joven y luego “Mónica”, regresó a la casa donde estaba privada, cuidando a los hijos de Flores.

Flores Acosta fue presentada a los medios de comunicación el 23 de noviembre de este año. / Fotografías de Wilson Urbina


“El día 7 de octubre de 2016, Esmeralda le dijo que su esposo Melvin Ostmaro había muerto. Que tenía que ir a la casa de la familia de él a buscarlo como sino supiera nada”, dice el requerimiento fiscal.

“Mónica”, fue obligada por Esmeralda a poner la denuncia en la Policía Nacional Civil, a reconocer el cadáver de Melvin Ostmaro Reyes Rosa, a rogarle a la Fiscalía General de la República que investigara y a cobrar un seguro de vida por $62,500 que luego gastó.

El 20 de diciembre, la víctima recibió una llamada del banco en la cual le dijeron que la aseguradora ya había enviado los cheques y que los podría cobrar: “Esmeralda saltaba de alegría”, le agradecía porque “había hecho todo bien”. “Abrazaba a Paty y a sus hijos diciéndoles que todo había salido bien y que hicieran la lista de todo lo que necesitaran”, según relató clave “Mónica” a la Fiscalía.

La víctima dice que por órdenes de Esmeralda Aravel Flores Acosta sacó $20,000 en efectivo, abrió una cuenta de ahorro donde depositó el resto y pidió una tarjeta de débito, que luego usó para pagar los gastos de Flores Acosta.

La víctima dijo a la Fiscalía que la jefa de la banda “Viudas Negras” compró con el dinero un pick up Toyota Tacoma color gris e hizo dos compras en un supermercado de una cadena internacional, una por $783.17 y otra por $911.63.

Clave “Mónica” entregó a la Fiscalía los boucher de esas compras como prueba y que guardó sin que Flores Acosta supiera.

Esmeralda Aravel Flores Acosta fue capturada el 22 de noviembre recién pasado, después de ser prófuga de la justicia durante los últimos nueve meses.

Ahora guarda prisión preventiva junto a sus hermanas, Karla Jennifer Flores Acosta, María Cristina Flores de Cruz, quienes la ayudaban, y junto a Isabel del Carmen Méndez Dueñas, quien fue la testigo del matrimonio de clave “Mónica”.

La acusan de trata de personas agravada en modalidad de matrimonio forzado, proposición y conspiración en delito de homicidio agravado, estafa agravada y agrupaciones ilícitas.

Flores Acosta también enfrenta el delito de trata de personas agravada y proposición y conspiración en el delito de homicidio agravado pero en perjuicio de la víctima clave “Mateo” y del señor Edgar Kriona Gutiérrez Fernández. A la PNC aún le falta capturar a cuatro sujetos de esta banda.