José Alis Rivas, un salvadoreño con 42 años y con dos hijas a las que aspira sacar adelante, cuenta con cuatro deportaciones, una de Mexico y tres de Estados Unidos.

Mencionó que las principales causas por las cuales buscó nuevas oportunidades en otro país fue por la falta de ingresos económicos, “porque aquí, aún andando en rastras, que es uno de los trabajos mejora pagados, lo más que me quedaban eran unos 60 o 70 dólares al mes, entonces el sueño de uno es hacer dinero, que al final cuando viene deportado viene frustrado y que el sueño americano se le convirtió en pesadilla” enfatizó.

En el tiempo que estuvo viviendo en Estados Unidos, trabajó en una peluquería, en la cual aprendió a elaborar estilos diferentes y modernos, que en los salones de belleza del país casi no los realizan y, si los hacen, son “bien caros”. Por ello, cuando regresó al país, decidió seguir trabajando en esa área.

“Conseguí el dinero para comprar una silla, una máquina, dos tijeras y la navaja”, dijo; sin embargo, cuando se informó del Programa Conjunto de las Naciones Unidas, tomó a bien participar .

“Tuve la oportunidad de entrar en el programa, actualmente tengo a dos personas trabajando conmigo y más herramientas”, señaló.

Ahora Rivas aspira en tener a ser dueño de dos locales más en el municipio de Guazapa y seguir trabajando para hacer crecer su negocio y, ayudar a más personas para que salga adelante sin necesidad de migrar a otros países.