Marcó sus primeras canastas cuando Marco van Basten gritaba sus goles en el AC Milan: Kobe Bryant, fallecido ayer, nunca ocultó su pasión por el fútbol, nacida en Italia donde creció. Y su trágica muerte conmovió profundamente al planeta fútbol, que pierde a un gran fan.

“No tenemos palabras para expresar lo conmocionados que estamos”. Este homenaje, publicado unos minutos después del anuncio de la muerte de la leyenda de los Lakers en un accidente de helicóptero cerca de Los Ángeles, es el del club milanés, que asocia su mensaje a una foto de Kobe vistiendo la casaca del ‘rossonero’ con el legendario N.24 en la espalda y una sonrisa tan ancha como mítica.

No es casual: Milán tiene su origen en el amor de la leyenda de la NBA por el fútbol.

Porque fue en Europa donde creció la “Mamba Negra”, acompañando a su padre Joe en el final de su carrera en la NBA, cuando intentó la aventura europea en varios clubes de Italia desde 1984. Precisamente tres años antes de la llegada de Van Basten al club lombardo, donde ganaría el Balón de Oro un año después.

 

Sangre “rossonera”

“Tengo sangre rossonera, soy un rossonero puro”, había dicho la leyenda de la NBA años después a un canal de televisión deportiva de habla hispana-estadounidense, admitiendo su respeto por Van Basten y sus socios Ruud Gullit y Frank Rijkaard.

No es casualidad que Kobe a lo largo de su carrera, pero especialmente después de su retiro en 2016, se dedicara a viajar por el mundo para asistir a los partidos más importantes del fútbol mundial.

En 2013, siguió el partido Brasil-Italia de la Copa Confederaciones. “Jugué mucho al fútbol cuando era niño y ahora todo eso me sirve en el baloncesto, aunque sea un deporte diferente”, dijo en una entrevista con la FIFA en ese momento, asegurando que la pasión por el fútbol “no tiene igual”.

Viniendo de un quíntuple campeón de la NBA, rodeado de ambientes locos durante los playoffs, el cumplido pesa.

Un año más tarde, en Brasil durante el Mundial, dijo que el fútbol era su “deporte favorito”. “Entre los seis y catorce años jugué al fútbol todos los días”, confesó.