Como se había previsto, el Senado de los EE.UU. absolvió al presidente Donald Trump de los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso, al concluirse el proceso de destitución o ‘impeachment’ iniciado por la comisión política de la Cámara de Representantes.

¿Puede el presidente desarrollar la política exterior mediante acciones que implicaran ventajas para su partido en la política interior? ¿Cuáles son los límites al poder encomendado al Ejecutivo por la mayoría de sus votantes?

Estas son las dos cuestiones que subyacen en el debate que duró semanas en los principales órganos de representación política de aquel país, en el que, independientemente del resultado, debe reconocerse la transparencia en el desarrollo de los mismos y el compromiso de altos funcionarios que rindieron su testimonio con la nación que representan.

Para algunos, la política es “el arte de lo posible”, pero para otros es la vía para garantizar un servicio público. La elección de una u otra vía o la combinación de ambas, tendrá un alto costo para el mundo en los tiempos que vienen.

De lo que no cabe duda es de la necesidad de controlar el poder estatal, regular sus alcances y definir sus límites. En este caso, el abuso de poder de Trump quedó absuelto. Esperemos a ver qué nos trae el futuro.