El experto peruano Carlos Anderson advertía esta semana que El Salvador, así como varios países de América Latina, se enfrentaría a un “problema social” si no es capaz de captar y emplear a los trabajadores que sean desplazados por la automatización, es decir, la aplicación de máquinas o de procedimientos automáticos en la realización de un proceso o en una industria que eventualmente sustituye a los humanos.

Uno de los problemas es que aunque venimos escuchando hablar con frecuencia sobre la cuarta revolución industrial, nuestro sistema educativo y nuestra realidad económica no nos están preparando para esa realidad. La formación laboral todavía es primitiva en El Salvador, aún en los mejores colegios y universidades y es urgente replantearse cómo debemos cambiarla para las presentes y futuras generaciones.

Anderson advertía que los trabajos automatizados implican una mayor productividad “pero el hecho que tantos empleos sean automatizados implica desplazamientos de trabajadores, que si no son captados y no se les brindan capacidades para que puedan acoplarse a esta economía de cambio, tan rápido como sea posible, va a convertirse en un problema social”. Ya en El Salvador tenemos bastantes problemas sociales como para sumar otro. Ojo.