La alegría por volver a escuchar fue lo que sintió Liliana Castellanos de 16 años de edad, a quien la fundación Starkey le entregó por segunda ocasión aparatos auditivos.

Delmy Gutiérrez, mamá de Liliana, relata que la niña nació en un parto extrahospitalario. “La bebé se vino demasiado rápido”, relata y recuerda que ocurrió mientras ella se preparaba para trasladarse hacia un centro médico. Cuando la bebé nació, no respiró.

“Ella quedó con discapacidad auditiva por un medicamento que le pusieron los médicos al nacer, cuando la llevamos al hospital; sin ese medicamento ella se me moría, queríamos que viviera, hemos luchado junto a ella y podrá escuchar otra vez”, aseveró la mamá de Liliana.

Hace unos 10 meses, cuando Liliana iba a estudiar, abordó un bus del transporte colectivo para personas con discapacidad auditiva, y un hombre le arrancó los aparatos auditivos de sus orejas.

La familia decidió que la adolescente viajara en microbús escolar para evitar otro robo, a pesar que no tienen posibilidades económicas.

El aparato auditivo, los exámenes de audiometría, las medidas de los moldes para adaptar los dispositivos a cada persona y las baterías, tienen un costo aproximado de $3,000, y la familia no podía cubrir todos los gastos, hasta que ayer recibió dos nuevos aparatos.

Liliana habla lengua de señas y agradeció los nuevos aparatos, cruzando sus puños y con una señal que significa ‘Te quiero’.

La adolescente no fue la única beneficiada, ayer también llegó al Centro Internacional de Ferias y Convenciones (Cifco), Abel Mártir, de 10 años, junto a su padre, César Mártir, para recibir el dispositivo que le permitirá ser más aplicado en sus estudios.

Según relató el progenitor, Abel “perdió la escucha al nacer de tanto químico que le pusieron para separar la vena de su corazón que lo unía a la madre, eso le perjudicó sus oídos”.

Una de las beneficiadas oyó por primera vez. Se trata de Sofía Torres, de seis años, quien escuchó a sus padres, por primera vez ayer.

“Ahora podrá escucharnos bien por primera vez, después de todo son demasiado caros los aparatos; ella estará muy feliz, su mamá y yo también” dijo Juan Carlos Chávez, mientras observaba cómo empezaban a colocarle los aparatos a su hija.

Pero no todos los menores de edad nacieron sin escuchar. La joven Jeimi Barraza, de 15 años, perdió la audición en su oído derecho desde hace tres años. Su mamá, Rosa Osorio, indicó que una bacteria le daño el oído y bajó su rendimiento escolar.

“Ella ya no escuchaba pero cuando vimos en la televisión la ayuda nos venimos”, aseguró la mamá de la menor. La entrega de 1,200 aparatos fue hecha por la fundación Starkey, Club de Leones, Oído Center y el Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (Isri).