A Partir de Enero de este año, los incendios en la Amazonia empezaron a multiplicarse, para este mes ya pasan de 80.000 los focos solo en Brasil y el ecocidio se ha extendido a los demás países de la Amazonia.

Las respuestas de los gobernantes de los siete países afectados, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Guyana y Surinam han sido desordenadas y hasta absurdas. En Brasil, el presidente Bolsonaro primero declaro que los incendios eran provocados por las ONGs ecologistas y su ministro de medio ambiente que se trataba de un fenómeno climático normal, cuando toda la comunidad científica ecológica ha señalado que en esta tragedia es provocada por seres humanos y que está directamente vinculada a la politica de su gobierno de darle puerta abierta a las quemas de bosque para sembrar cereales y pastos y no es sino hasta el 25 de Agosto, después de más de medio año de incendios, que ordeno al Ejercito colaborar con contenerlo.

Por su parte, en Bolivia, Evo Morales, que se califica a si mismo de devoto protector de la “Pacha mama”, la madre tierra, pero que aprobó un decreto facilitando las quemas en su Amazonia, se ha resistido a derogarlo, a pesar de las masivas demostraciones y no es sino que hasta fines de Agosto que ha aceptado la colaboración internacional que le ofrecían el Grupo de los 7 países desarrollados cuando se dio cuenta que las proporciones del desastre en su tierra estaban siendo ya calificadas de “imparables”.

Sin embargo, el 6 de Septiembre y a iniciativa de los presidentes de Colombia y Perú, se logró una reunión de alto nivel de los 7 gobiernos para empezar a tratar el tema, fruto de ello fue el “Pacto de Leticia”, nombre de la población colombiana en la que se encontraron. Este pacto de los 7 (la amazonia abarca 8 países, incluye a Venezuela, pero Maduro, por razones obvias, no fue invitado), contiene 5 puntos a lo que se comprometieron:

1- A desarrollar una acción coordinada contra la deforestación y a fijar metas de ello en su territorio, que estén alineadas a los compromisos internacionales.

2- A Compartir información oportuna sobre la defensa del bioma amazónico

3- A trabajar, de manera inmediata, en esquemas de reforestación en las zonas afectadas.

4- A que los Centros de Investigación de sus países se unan en torno a proyectos comunes y becas de intercambio,

5- Reconocieron la necesidad de diseñar instrumentos financieros de carácter multilateral para respaldar las acciones de los países, con referencia explícita del Banco Interamericano de Desarrollo.
No hay duda que este es un paso positivo y aunque nos recuerda aquello de que “Más vale tarde que nunca”, la lectura del documento deja una sensación de extemporaneidad, pues en medio de una tragedia de tal magnitud, los jefes de gobierno, en lo único que parecen coincidir es buenos deseos; no hay plan, no hay iniciativas concretas, pareciera que no hay sentido de la urgencia.
Por otra parte, hay que traer a la memoria que todo lo que ahora prometen hacer, ya estaba prescrito en el Tratado de Cooperación Amazónica, que firmaron en 1978 y que no han cumplido. Una pregunta valida frente a esta historia es si, de nuevo, ¿no será lo mismo?...

Las dudas son fundadas, pues, al mismo tiempo que el ministro de relaciones Exteriores de Brasil firmaba el documento, en Brasilia el Presidente Bolsonaro, en transmisión nacional, reiteraba el mantenimiento de su politica de “Apertura de la Amazonia”; en otras palabras, el mensaje para las grandes empresas que se apoderan de miles de hectáreas del Amazonas es que “Aquí no ha pasado nada”. Por otra parte la referencia directa al BID para el financiamiento del pacto, es sospechosa, pues es del conocimiento público que el Banco BID firmo paquetes de préstamos sin garantía, por mil millones para proyectos de alto riesgo ambiental (los llamados de riesgo A).

El tiempo nos lo dirá; pero antes de otro desengaño, lo que queda es la necesidad de una fuerte y sostenida presión de nuestras sociedades para exigir el respeto y conservación del “Pulmón de la Humanidad”, de lo contrario, lo más probable es que este Pacto reciba el mismo destino que el Tratado de Cooperación de hace más de 40 años.