La pandemia sigue afectando a El Salvador y al resto del mundo de una u otra manera y las restricciones siguen alejándonos de la vida normal que conocíamos hace un año. Los casos siguen incrementándose exponencialmente y las muertes también.

A estas alturas, a poco más de un año después de los primeros casos confirmados en Wuhan, China, se registran en todo el mundo más de 86 millones de contagios y alrededor de 1.9 millones de fallecidos. En El Salvador, las autoridades admiten más de 47 mil casos y casi 1,400 fallecidos.

La decisión de mantener el año escolar en línea, no presencial, es una muestra que seguimos alejados de la normalidad. Por todo el mundo vemos restricciones de todo tipo y este mundo interconectado sigue sufriendo enormes limitaciones de viajes así como confinamientos que afectan seriamente la economía y la vida cotidiana.

El único remedio para superar esta pandemia es seguir cuidándonos, seguir las medidas de prevención, evitar aglomeraciones, mantener el distanciamiento social y el uso vital de las mascarillas. Las vacunas llegarán, ciertamente, pero no se sabe cuando, no se tiene una fecha concreta para el inicio de la vacunación.

Hay que ser realistas y estar preparados para otro año difícil. Algunas voces optimistas del mundo de la ciencia hablan de una vuelta a la normalidad en los países europeos para medio año, pero en la medida que la vacuna se retrase para países pobres como el nuestro, el retraso de la vuelta a la normalidad también se pospondrá con todas las consecuencias que eso traerá consigo.

Y para muestra, el Banco Mundial actualizaba esta semana su proyección económica para El Salvador con un escenario más pesimista debido al impacto del covid-19. Esa es la cruda realidad y debemos estar preparados para enfrentarla.