Erick es un joven de 20 años que trabaja como mecánico de autobuses en una colonia de Soyapango. Su madre padece de una enfermedad terminal y su padre está gravemente enfermo. Sus hermanas hicieron un préstamo para irse a Estados Unidos y dejarlo a él cuidando a sus padres, con la promesa de enviarle remesas para los medicamentos. La promesa la incumplieron y nunca, desde hace dos años, le enviaron dinero.

El joven que no tiene tatuajes ni vínculos con pandilleros, asiste a una iglesia evangélica y ha dejado de estudiar para dedicarse de lleno a su trabajo, donde gana un poco más del salario mínimo.

La semana pasada fue capturado durante un operativo policial en el taller, cuando se encontraba laborando. Los agentes policiales le dijeron que se lo llevaban preso por incumplir la cuarentena; sin embargo, luego le dijeron que era porque estaba acusado de dos delitos. Ambos delitos habrían sido cometidos en 2014, es decir, cuando Erick tenía 14 años.

En la acusación presentada en una Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador, la Fiscalía señaló que Erick era parte de los remanentes de las clicas pandilleriles Centrales, Peatonales y Leewards, las cuales extorsionaban con fuertes sumas de dinero a comerciantes del centro de San Salvador. Algunos de estos 47 remanentes, según el requerimiento mataban a sus víctimas si se negaban a entregar el dinero exigido.

Pese al auge de la cuarentena los supuestos pandilleros fueron presentados ante los medios de comunicación escritos, televisivos, radiales y virtuales que efectuaron amplias coberturas. Entre los 47 acusados había una mujer señalada por el delito de aborto. Insólitamente esta mujer, culpable o no, fue acusada en un juzgado especializado, sin ser un delito de crimen organizado.

En la audiencia de imposición de medidas el juzgado decretó instrucción simple para Erick y para la mujer acusada de aborto, así como para una mujer que está hospitalizada por adolecer de cuatro enfermedades terminales.

Me llama la atención el caso de Erick, porque fue el único llevado a la audiencia de imposición de medidas y tras averiguar la veracidad de su versión, comprobé por el dicho de otros que el joven no mentía, cuando llorando rogaba por recuperar su libertad para seguir atendiendo a sus padres, quienes ni siquiera sabían que estaba preso. Erick tiene 20 años y si efectivamente él cometió los delitos por los que se le acusa, pues debió ser remitido a un Juzgado de Menores. Por otra parte según la acusación quien cometió esos delitos tenía 20 años hace seis años y resulta que Erick tiene 20 años hasta ahora. En la iglesia donde se congrega aseguran que no es pandillero y confirman que lo que gana es solo para los medicamentos y la comida de sus padres. Sus compañeros de taller corroboran la versión y sostienen que cuando tenía 14 años era un muchacho tímido, estudiante y alejado de pandillas. No estoy defendiendo a Erick, pero creo que su caso en particular es incoherente jurídica e investigativamente hablando.

Constitucionalmente la Fiscalía y la PNC tienen que perseguir el delito y llevar a la justicia a todo sospechoso, toda vez tengan al menos indicios concretos y lógicos de su participación en acciones delictivas. Sin embargo no deben caer en violaciones a los derechos humanos o en errores que conlleven hacia eso. Un falso delito atribuido a una persona inocente puede conllevar a una muerte civil o al menos a dañar gravemente el honor del susodicho. Deben tener claro que los testigos criteriados suelen mentir e involucrar a otros con tal de salvarse de una condena. Conozco decenas de casos inventados, desde policías que le colocan drogas a jóvenes sanos para acusarlos de Posesión y Tenencia de drogas hasta personas que son capturadas y al no haber justificación o delito que legalice la captura, son acusados de resistencia y otros delitos.

Qué bien que la Fiscalía y PNC se concatenen para efectuar investigaciones serias y honestas que conlleven la desarticulación del hampa y el crimen organizado, pero que mal cuando se hacen acusaciones o capturas sin suficientes elementos indiciarios o con investigaciones vagas y superficiales que perjudican a jóvenes como Erick. Si Erick, a quien no conozco, es culpable que pague con cárcel, pero si al final se corrobora que su detención fue arbitraria, injusta, innecesaria o mal intencionada, pues que alguien ayude a este joven a demandar al Estado.