La dolorosa fotografía del salvadoreño Óscar Alberto Martínez Ramírez, de 26 años, y Valeria, su hija de 23 meses, ha dado la vuelta al mundo. Está en las televisoras de todo el planeta y en las portadas de las Américas, Europa o Asia. Es el doloroso símbolo de nuestros tiempos: migrantes que encuentran la muerte buscando una mejor vida.

La fotografía también es la principal fuente de discusión política en este momento en Estados Unidos. La oposición demócrata culpando al presidente Donald Trump por incumplir las leyes de asilo y Trump señalando a los demócratas por no cambiar esa legislación.

La escena ha tocado desde el duro corazón de Trump -que ha dicho que odia la imagen y ha tenido palabras benevolentes hacia Óscar- hasta el del papa Francisco -que ha expresado su “inmensa tristeza” por la foto- y ha dicho que reza por ellos.

Una portada de un diario londinense -con la foto a página completa- titulaba: “la imagen que avergüenza a Estados Unidos”. Es ciertamente una imagen que debe avergonzarnos a todos. A la sociedad salvadoreña por no poder darle oportunidades a nuestra gente, obligándola a migrar. A las autoridades de los países por donde transitan, por no protegerlos, y a Estados Unidos por usarlos como instrumento electorero en su política interna. Triste.Vergonzoso.