El analista de Crisis Group para Centroamérica, Tiziano Breda, advierte un retroceso democrático en El Salvador, al que le llama golpe a la separación de poderes y el Estado de Derecho, sin embargo, aunque ve defectos en el sistema constitucional, cree que hay contrapesos escritos para evitar un destino como el de Nicaragua o Venezuela en El Salvador. Ve las medidas económicas como el arma más fuerte de presión de Estados Unidos para provocar un giro, sin embargo, dice: hay doble filo.

 

Algunas personas no creen que lo pasado en El Salvador sea un golpe de Estado. ¿Cómo definiría lo que pasó ese día en El Salvador y por qué?

Es efectivamente debatible la definición de golpe de Estado en esta ocasión, lo que seguramente ha pasado es un golpe a la separación de poderes y al Estado de Derecho como tal.

 

¿Qué tanto ha retrocedido o avanzado la democracia en El Salvador respecto a los acuerdos de paz de 1992? ¿Se parece a Nicaragua o Venezuela?

La democracia en El Salvador se había consolidado como una entre las más se podría decir sólidas y estables en la región centroamericana después de la firma de los acuerdos de paz, consintiendo una pacífica y democrática transición de poder en 2009 a facciones que se habían combatido con las armas unos años antes. Efectivamente los mecanismos de alternancia en el poder, de equilibrio entre los poderes, se habían mantenido bastante sólidos hasta la llegada básicamente de Bukele y la creación de este escenario sin precedentes de balance de poder en la Asamblea Legislativa. Yo siento que todavía el Estado y la Constitución, las instituciones de El Salvador, tienen contrapesos escritos, en papel, para evitar una deriva como la de Nicaragua o Venezuela. Ahora bien, la crisis actual ha evidenciado algunos defectos en el sistema de la Constitución, donde muchas normas y procedimientos legales tienen una descripción vaga para ser interpretada de una manera u otra. Eso constituye un riesgo para justificar más acciones de este tipo en el futuro.
“Me he dado cuenta de la bukelización de la política regional en donde el estilo y la figura de Bukele se han transformado en referencias para intentar atraer el voto de la mayoría de la población joven desilusionada con las ideas tradicionales”.

¿Hasta qué punto puede influir la comunidad internacional en la política interna de El Salvador y provocar un giro?, ¿puede el desprestigio internacional del presidente Bukele afectar su popularidad?

Siento que es muy limitado el impacto que esto pueda tener en el corto plazo a nivel interno porque Bukele ha logrado construir una especie de culto alrededor de su persona, alimentado por un aparataje comunicacional sin precedentes y habilidades comunicacionales de él mismo muy marcadas, que hacen que la población salvadoreña todavía esté en la fase de luna de miel con su Gobierno, y por lo tanto, pues, esté dispuesta a apoyar y aplaudir medidas de este tipo.

 

¿Cuánto y cuáles medidas de Estados Unidos pueden ser presiones efectivas al Gobierno de El Salvador?

En cuanto a las medidas que tiene Estados Unidos, creo que la más poderosa es seguramente la económica, en tres aspectos, por lo menos, en ser el mayor socio comercial de El Salvador, en tener una influencia muy fuerte en institucionales multilaterales de crédito como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y en casi dos millones de salvadoreños que envían varios miles de millones de remesas a El Salvador, constituyendo más del 20 % del PIB nacional. En papel, considerar tocar estos intereses económicos en un país que está sufriendo muchísimo el impacto de la pandemia, que tiene un problema de deuda externa muy fuerte, podría ser en principio el arma más poderosa que tiene Estados Unidos, pero también es un arma de doble filo porque digamos que afectar de manera adicional la economía de El Salvador básicamente puede tener consecuencias en el número de personas que ya no encuentren cómo vivir en un país y que intenten emigrar a Estados Unidos. No sé hasta qué punto Estados Unidos estaría dispuesto a utilizar medidas en el ámbito económico para intentar producir un cambio en el país.



Para Estados Unidos está complicado el control de la región. ¿Cuál será el aliado que le queda en la región?

De una manera u otra toda la región, particularmente en los países que constituyen el Triángulo Norte, la situación es bastante complicada. Por un lado, hay acusaciones muy fuertes contra el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, por presunta participación en actividades de narcotráfico; en Guatemala, que parece ser el país con el que se ha priorizado establecer relaciones de cooperación con la administración Biden también hay un gobierno que no goza de gran apoyo popular, envuelto en varias acusaciones de corrupción y cuya gestión se ha gestado el nombramiento de una corte de constitucionalidad muy discutida. Si a eso le agregas la situación en El Salvador, relamente Estados Unidos se encuentra en una situación muy complicada, en identificar socios confiables en los gobiernos de Centroamérica.

 

Bukele parece querer un dominio de la popularidad regional. Hay campañas en redes sociales, “movimiento” de Nuevas Ideas en Honduras y Guatemala. ¿Qué sabe de esto?

La verdad no estoy al tanto de movimientos de Nuevas Ideas en Honduras y Guatemala pero sí me he dado cuenta de bukelización de la política regional en donde el estilo y la figura de Bukele se han transformado en referencias para intentar atraer el voto de la mayoría de la población joven desilusionada con las ideas tradicionales. Hay un intento bastante fracasado de algunos políticos de proponerse o alinearse con la figura de Bukele pero esto más que intereses de Nuevas Ideas, creo que surge de la innovación de alguna manera de la figura que Bukele ha llevado del político no tradicional en la región y del efecto que ha tenido en la percepción de un Gobierno innovador, juvenil y demoledor del establecimiento tradicional, que no ha sabido enfrentar los problemas crónicos de esta región, la corrupción, la pobreza y la inseguridad.
“La crisis actual ha evidenciado que algunos defectos en el sistema de la Constitución, donde muchas normas y procedimientos tienen una descripción vaga. Eso constituye un riesgo para justificar más acciones de este tipo en el futuro.

En El Salvador hay proyectos de China en la costa salvadoreña. ¿Cuál es el interés de China en la costa salvadoreña?

Se conoce desde la visita de Bukele en 2019 de Bukele a ese país que hubo unos acuerdos de un estadio, de la mejora de la biblioteca y de la infraestructura portuaria en el Golfo de Fonseca. Ahora se está poniendo en la palestra pública creo como jugada de Bukele de respuesta a estas críticas crecientes de parte de los Estados Unidos.

Los intereses de China, no solo en El Salvador, sino en toda Latinoamérica, se deben principalmente a dos razones: desafiar a la supremacía que tiene Estados Unidos en la región desde el punto de vista económico y político; y la segunda, el interés de desafiar o buscar maneras de no reconocer a Taiwán por un número mayor de países posible. Ya El Salvador desconoció la República de Taiwán y reconoció a China continental bajo el mandato de (Salvador) Sánchez Cerén; en un fortalecimiento de estas relaciones se podría leer como una especie de premio o agradecimiento de China sobre esta decisión.

Ahora bien, hasta qué punto esté China dispuesta a invertir en un país pequeño y que ofrece poco desde el punto de vista de materias primas y de comercio, como El Salvador, es difícil de predecir, de establecer, sobre todo, hasta qué punto esté dispuesta a jugarse en una posible escalada de tensiones con Estados Unidos, por las inversiones de China en El Salvador.

Ahora bien, China ha tenido interés desde hace rato en intentar fortalecer su presencia en la infraestructura sobre todo marítima, portuaria, en Centroamérica, lo podemos recordar con el intento de construir un canal interoceánico en Nicaragua, que fracasó. Tener mayor presencia e influencia en un puerto, en el Golfo de Fonseca seguramente podría ser parte de los objetivos estratégicos de China en fortalecer su ruta de comercio.

 

¿Cómo ubicaría el desarrollo de El Salvador respecto al de sus vecinos, Guatemala y Honduras?

El Salvador está en una posición ligeramente mejor, me atrevería a decir, en el sentido de que los índices de pobreza son mucho más bajos, se ubican alrededor del 30 % de la población, cuando en Honduras estamos hablando de más del 60 % y en Guatemala, más del 50 %. Desde el punto de vista de seguridad, hemos visto una mejora sustancial, quizás Guatemala todavía mantiene índices de violencia, si lo medimos a través de los homicidios, un poco más bajos, pero seguramente El Salvador es el país que más ha venido bajando los índices de homicidios en los últimos años a partir de que fue el país con la tasa mayor de homicidios en el mundo en 2015.

Pero esto no significa que esté en una condición muy buena en el sentido que la situación de la deuda quizás es entre las más complicadas en la región, el índice de confiabilidad de los bonos internacionales es bastante bajo y tiene una economía más vulnerable en comparación de sus vecinos, la pandemia lo ha evidenciado, la economía de Guatemala, quizás más estructurada, variada, pudo sostener en cierta medida la contracción del año pasado, muy mínima la caída porcentualmente; la de Honduras sí fue bastante entre 5 % y 6 %; pero la de El Salvador fue la peor, entre 8 % y 9 %. Es el país que tiene menos pobreza pero tiene una economía más expuesta de los choques que se puedan dar en un contexto como ha sido el de la pandemia.

International Crisis Group es una organización no gubernamental que busca prevenir conflictos internacionales. Tiene nueve oficinas regionales, con sedes en Bruselas, Washington, Nueva York y Londres. Fue fundada en 1995. Tiene una oficina para Centroamérica con sede en Guatemala.


¿Cómo ve la situación de Honduras?

La situación en Honduras es bien complicada, la vemos con mucha preocupación porque hay mucha incertidumbre sobre cómo se desarrollará el proceso electoral en ese país. Hay muchas dudas sobre cómo el presidente Juan Orlando Hernández manejará el tema de las elecciones frente a las crecientes acusaciones en su contra que sobresalen de las cortes de Nueva York. Aunque se han dado pasos positivos en el anuncio de presuntos acuerdos para alcanzar ciertas reformas electorales, hemos visto un proceso electoral sesgado desde el principio, entendido como proceso de primarias, han tenido lugar sin tener una ley electoral, sin una depuración de los nuevos entes que se crearon en 2019. Por lo tanto, ha expuesto la fragilidad de reforma electoral, que es muy necesario en el país para evitar que se dé otro escenario como el de las últimas elecciones presidenciales, en 2017, cuando acusaciones de fraude contra Juan Orlando Hernández provocaron una ola de protestas reprimidas violentamente y que dejaron varios muertos. En la circunstancia actual, siguen estas dudas e incertidumbre sobre el desarrollo de un proceso electoral en una situación de país gravemente afectado por los huracanes Eta y Iota a finales de 2020, y seguramente el país que está en una situación más crítica desde el punto de vista económico y monetario.
“Si a (Honduras y Guatemala) le agregas la situación de El Salvador, realmente Estados Unidos se encuentra en una situación muy complicada en identificar socios confiables en los gobiernos de Centroamérica”.

¿Cómo ve la evolución del tema de la violencia en El Salvador?, ¿se ha consolidado la idea de que la disminución drástica de los homicidios realmente se debe a un pacto con las pandillas?

No hemos notado nosotros cambios sustanciales en las dinámicas de seguridad del país desde finales de este año. Parece que el país ha llegado a un umbral de violencia endémica bajo el cual no logra bajarse, la razón es que parece subyacer a esta situación muy inusual y sin precedentes en la historia reciente del país, parece seguir siendo, no un pacto con pandillas, sino una especie de entendimiento informal, una decisión de las mismas pandillas de mantener bajo el nivel de violencia producida como parte de una especie de entendimiento informal con las autoridades.

Ahora bien, siento que la elección y la toma de posesión de una nueva Asamblea pueda servir como punto de inflexión, porque si es cierto, como indicó El Faro, que entre los argumentos de conversación entre pandillas y Gobierno, que hay bastante evidencia que efectivamente ocurrieron, también había el tema electoral y la promulgación de leyes favorables para las pandillas, es previsible que pueda haber cierta expectativa de, no solo de la población en general sino por parte de las pandillas, que esta Asamblea cambie rumbo en términos de legislación sobre el tema de pandillas y por tanto podría crecer la presión para que esto ocurra. Sin embargo, no hay evidencia de esto hasta el momento.

 

El perfil


Tiziano Breda, analista para Centroamérica de Crisis Group

Educación: Licenciatura en Sociología de la Universidad de Padua, maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad de Bolonia, Forli. Estudios de paz y resolución de conflictos en la Universidad de Johns Hopkins Universidad Nacional de Colombia.

Experiencia: fue asistente de investigación y defensa de la sede de Crisis Group en Bruselas.