Estos días de diciembre, el centro capitalino se vuelve un lugar de encuentro. Centenares de personas llegan a las plazas del Centro Histórico, a la plaza del Salvador del Mundo o el redondel de “La Chulona” para contemplar la decoración navideña y los árboles. Llegan familias enteras, abuelos, niños, parejas, esposos, novios. Sucede lo mismo en Antiguo Cuscatlán o partes de Santa Tecla.

En el fondo, como ha sucedido con el parque Cusca­tlán, es la necesidad de espacios públicos abiertos donde se pueda circular y convivir en armonía, algo que la violencia delincuencial nos ha estado negando por años, décadas.

Entonces, la ciudadanía tuvo que volcarse a los centros comerciales, eran la única opción para el esparcimiento. Todavía en gran medida es así y lo podemos ver todos los fines de semana.

Las alcaldías y el gobierno central deben invertir cada vez más en espacios públicos seguros. La gente necesita más parques, más zonas peatonales donde divertirse.

Las alcaldías y las autoridades de Seguridad deben imponer orden y la ley en las zonas públicas como estas. La gente tiene derecho a divertirse y sentirse segura. Insisto en el buen ejemplo del parque Cuscatlán que gracias a la cooperación internacional hoy podemos disfrutar con tranquilidad.

Realmente es una buena señal ver la plaza Barrios llena de gente, como punto de encuentro y armonía ciudadana. Lamentablemente muchos todavía no se atreven a bajar hacia el centro, debido a su historia de violencia y tienen razón. Todavía hay zonas ampliamente controladas por las pandillas y el riesgo de un asalto o un crimen mayor es un probabilidad pero cada vez menor. Es tiempo de Navidad, dese una vuelta, dele un chance al centro capitalino.