El reconocido filósofo de la administración de empresas, Peter Drucker, suele decir que para poder desarrollarse una empresa es indispensable innovar, “innovar o morir”. En esencia lo que quiere decir es que toda organización debe de tener como uno de sus pilares fundamentales de estrategia la innovación, organización que no logra innovar está condenada a desaparecer. Eso es aplicable, por supuesto, a un país.

Por eso se ve positivamente cuando la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) realiza su semana de la innovación para promover el uso de tecnología y elevar la productividad. En un país que ha tenido rezagos permanentes en su crecimiento económico, eso es vital como visión y estrategia para el desarrollo económico.

Pero no solo debe quedar en teorías y exposiciones. Desde el sector gubernamental y empresarial debe tomarse la innovación como clave fundamental para el crecimiento económico. Hace unos días, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) publicaba su Índice Global de la Innovación y ubicaba al país en el puesto 96, un retroceso de cuatro posiciones en relación al año anterior.

La OMPI sostenía que los principales desafíos para El Salvador son la formación y el acceso a la conectividad y como ejemplo decía que pese que el 94.1 % de la población tiene acceso a un celular, solo 26.9 % tiene internet. El informe decía que se requiere de muchos cambios desde la parte educativa, la institucionalidad, también toda la regulación en torno a la propiedad intelectual, las patentes y el fomento del comercio tanto de los productos de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) como de los servicios TIC.

El mismo informe destacaba que el país tiene un desempeño por encima del promedio del grupo de ingresos medios y ofrece potencial para subir. Hay que aprovechar eso y enfrentar los desafíos para poder desarrollarnos robustamente y superar los grandes problemas de desarrollo que sufrimos en el país.