La reciente venta privada de la isla Perico ha convertido en propietario, de una parte estratégica del territorio, a un empresario chino. Lo anterior, implica que el manejo de una parte del país, la conservación de las especies marinas que la habitan, la vivienda de los connacionales que allí nacieron y el resguardo de la soberanía nacional, pasó mediante un simple trámite notarial del control del Estado a manos privadas, sin nada que lo impida.

El artículo 84 de nuestra Constitución declara que el territorio sobre el cual El Salvador ejerce jurisdicción y soberanía es irreductible...y fueron precisamente estos requisitos los que faltaron durante mucho tiempo en la isla Perico: sucesivos gobiernos descuidaron a la población isleña, que privada de los servicios básicos y apenas con algún apoyo producto de la cooperación internacional, han sobrevivido en condiciones difíciles y en un abandono institucional por el que ahora se paga un alto precio. Lo ocurrido es grave y es una muestra más de la ausencia de una verdadera defensa de la soberanía nacional, tarea que constitucionalmente compete a la Fuerza Armada, ocupada en tareas de seguridad pública.

Debe hacerse una revisión a fondo del proceso de compraventa de este territorio salvadoreño, analizar si aún es posible anularla y asegurarnos de que a futuro otras porciones fronterizas del territorio no sean expuestas a negocios entre particulares.