Con lágrimas en los ojos, Armando Durán recuerda su secuestro como un suceso de ayer. Hablar de perdón lo desarma, “es que un secuestro es una cosa terrible”, dice. Durán es una de las víctimas de guerra a quien la Comisión de la Verdad no consideró en su informe, y con la derogación de la Ley de Amnistía, hoy, pide justicia.

Durán habló con Diario El Mundo y relató que siempre quiso exigir justicia por su secuestro, pero en 1987 era imposible. El licenciado en Relaciones Internacionales fue secuestrado por el Ejército Revolucionario del Pueblo, del FMLN, en noviembre de 1986, y fue liberado en enero del siguiente año. Su cautiverio duró 37 días. “Fue un secuestro letal”, dice. Desde inicios de 2016, “antes que se escucharan rumores de la derogación de la Ley de Amnistía”, buscó el expediente que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) tiene sobre su secuestro y tenía planeado recurrir a la Corte Internacional de Justicia en Ginebra. Junto a su hermana recurrieron a la Fiscalía General de la República a denunciar a la excomandancia del FMLN, a finales de julio de este año, entre ellos al presidente de la república Salvador Sánchez Cerén.

 

¿Qué pasó en su vida a partir del día que fue liberado?

Fue terrible. Me encontraba desorientado. Me despertaba con las manos dormidas. Es un trauma que se va superando con el tiempo, todavía, después de 30 años es un trauma que no se puede superar. Por ejemplo, cuando vi el reportaje (de El Faro) me puse a llorar. Me impresionó.

Cuando hicimos la ruta del secuestro con los periodistas, me encontré dentro de la casa, es la misma, es idéntica. Ahí me liberaron. Me comenzó a temblar el cuerpo.

 

¿Cómo enfrenta el secuestro al estar en libertad?

Nos afectó mucho como familia porque nos hicieron perder nuestros medios de vida. Perdimos nuestra manera de vida y perdimos grandes recursos económicos, hubo problemas familiares por todo esto. Realmente logramos resolver nuestros problemas a partir de 1994, cuando ellos entregan la salina, pero mi mamá perdió su forma de vida. Mi hermana tenía sus salineras allá y todas fueron expropiadas por ellos.



¿Pensó en recurrir a alguna autoridad a denunciar su secuestro?

No se podía. La única forma era a través de la Fuerza Armada, pero ellos tampoco podían porque estaban en guerra. Esta era una guerra de conflictos internos.

 

¿Y después de los Acuerdos de Paz?

Es ahí donde empiezo a pensar más. Fui a la Sexta Brigada, y no tenían. Y no me acordaba que teníamos una denuncia ante la Cruz Roja Internacional.

 

¿La Fuerza Armada documentó su secuestro?

Lo documentó, pero como se destruyeron los archivos, ya no tenía nada. La Fuerza Armada va a entregar una certificación que los archivos se quemaron en un ataque militar.

 

¿Cuál es primer paso que usted da para buscar justicia?

Me quedé pensando qué hacer, y así llegué hasta esta navidad pasada, estando solo en mi casa, y recordé que había una denuncia en el Comité Internacional (de la Cruz Roja). A finales de enero hablé al CICR y me lo negaron. Me dijeron que no, se asustaron y me preguntaron para qué lo quería. Yo les dije que para una cosa privada, pero no me creían. Y amenacé con ir a Ginebra.

Por cuestiones de neutralidad ellos no pueden desclasificar expedientes. Este es un expediente que existe. Es una cuestión seria. El documento que entregó la Cruz Roja Internacional fue en inglés, fue traducido y lo tiene la Fiscalía.

 

¿Qué pasó por su cabeza cuando se enteró de la aprobación de la Ley de Amnistía, en 1993?

En ese momento no pensé mucho, porque estaba alegre que la guerra había terminado, al pensar que íbamos a volver a nuestras propiedades y a nuestro trabajo habitual, eso me hizo olvidar; en el transcurso de los días, me hizo ver la necesidad de exigir justicia, pero mi sorpresa más grande fue que aprobaron la Ley de Amnistía y me impidió por mucho tiempo hacer algo.

El sistema de justicia de mi país no me daba la posibilidad de pedir, por la Ley de Amnistía, y si yo llegaba a un juzgado o a la Fiscalía, inmediatamente me decían que no, como a muchas personas les sucedió. Nadie podía hacer nada por la Amnistía.

Con la derogatoria, tomé la oportunidad. Leí bien la resolución, la estudié, y tomé la decisión, pero sin saber ya tenía los papeles adelantados. Yo iba ir a Europa, aquí no se me posibilitaba.

 

¿Usted iba a ir a la Corte Penal Internacional?

A un tribunal internacional en Holanda y tribunales civiles de ese país y Bélgica (ellos) permiten hacer esas demandas y abrir casos por delitos de lesa humanidad, calificado como “muy grave”, por el derecho internacional humanitario y prohibido por el convenio de Ginebra, Naciones Unidas, la declaración Interamericana de los Derechos Humanos. Todo eso está prohibido.

Pensé también hacerlo en la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, pero ahí tenía que acusar al Estado de El Salvador, y el caso era por fuerzas guerrilleras de un conflicto interno, no podía hacerlo ahí y me fui a un tribunal internacional.

 

Usted ha demandado a la comandancia del FMLN, entre ellos el presidente de la República. Si la Fiscalía llega a actuar, debe pedir antejuicio para desaforar al presidente y ser procesado penalmente por el delito de secuestro…

El país no se quedaría sin presidente, porque hay un vicepresidente. No se alteraría en nada, porque lo único que se está haciendo es justicia; enjuiciar a una persona que cometió un delito de lesa humanidad.

 

¿No le preocupa el hecho que está denunciando a personas que tienen poder?

No importa. La justicia debe ser para todos. Tengan o no poderes políticos, siempre son delincuentes que cometieron un delito. Es más, en 1982 fueron reconocidos (el FMLN) como fuerzas beligerantes por el Acuerdo Franco Mexicano y eso les impedía, por el acuerdo de Ginebra, hacer desapariciones, secuestros forzados o ejecuciones. Entonces ellos debían de cumplirlo porque ya estaban reconocidos internacionalmente por Francia y México. Les hacía ser más responsables en cumplir los acuerdos de Ginebra sobre la guerra.

 

¿Ha recibido seguridad por parte de la PNC o la FGR?

En mi demanda yo responsabilizo al FMLN. Si algo me ocurre, o a mi grupo familiar, yo le hago saber al fiscal que yo responsabilizo al FMLN. Yo siento que la mejor protección que yo tengo es la transparencia ante la opinión pública.

¿No teme por su vida?

Si temo porque las redes sociales y los trolles han actuado mucho, pero yo creo que la opinión pública es mi mayor protección y los organismos internacionales que ya saben de esto.

 

¿Qué han dicho los trolles?

Actuaban desde decir que era un arenero, un ultraderechista, que había sido un auto secuestro y mil cosas.

 

¿Usted está afiliado a un partido político?

Nunca he pertenecido a ningún partido político. Jamás. Es más, en la época del secuestro, meses atrás había terminado una pasantía con el carácter de voluntario asistente de la FAO. Ellos me mandaron a un curso a Chile, representando a las Naciones Unidas.

 

¿Ha recibido amenazas?

No he recibido amenazas. No creo que lo intenten. Estoy consciente que es muy peligroso, pero como le digo, la comunidad internacional está al tanto de todo esto. Los delitos de lesa humanidad tienen impacto en los organismos internacionales.



Esta es la primera denuncia en la FGR, después de la derogación de la Ley de Amnistía, ¿de qué manera este caso puede marcar un precedente en el país?

Yo pido justicia para mí, pero también, como un precedente para todos los que fueron secuestrados y murieron. Fueron muchísimos. Esta justicia la hago reivindicando a todas las personas que murieron, alcaldes que fueron secuestrados y asesinados cobardemente.



¿Es un llamado para las demás víctimas?

Este es un hecho donde las víctimas podemos hablar, a mí nadie me llamó para que fuera a hablar ante la Comisión de la Verdad, yo no tuve esas oportunidades.



¿Usted busca que ellos reconozcan el delito?

Primero hay que probarlo en los tribunales y que ellos tengan un castigo. No sé cuál será, pero la ley lo decidirá. Ellos probablemente digan que guardarán detención en sus casas, trabajo comunitario, no sé, siempre y cuando no contradiga el espíritu del derecho internacional humanitario.

La Ley de Amnistía no me preguntó nada, por ejemplo, si yo estaba de acuerdo en perdonar. Entre ellos se perdonaron, pero no las víctimas de perdonarlos a ellos. En este caso no, voy a utilizar la justicia, y si yo puedo probarlo puedo sentirme satisfecho o relativamente satisfecho.



¿La Ley de Amnistía calló a las víctimas?

Sí calló a las víctimas. Impidió que alguien presente una denuncia. La demanda del Mozote fue parada, el juez la paró porque la Ley de Amnistía lo impedía; tras la derogación, el caso está activo. Hoy sí estamos viendo que las víctimas sí podemos pedir justicia, antes no se podía.

 

¿Podría perdonar?

Duele. Tal vez yo podría perdonar, pero mucha gente murió y no tuvieron esa oportunidad de pedir justicia y probablemente su familia no tiene pruebas suficientes.

 

 





Perfil

 

Salvador Armando Durán Hernández, nació el 14 de diciembre de 1954, en Usulután, es graduado como licenciado en Relaciones Internacionales; fue secuestrado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), del FMLN, cuando tenía 28 años de edad, durante 37 días, desde noviembre de 1986 hasta enero de 1987. Hoy, después de la derogación de la Ley de Amnistía, es la primer víctima de guerra en denunciar un crimen del conflicto. Ha denunciado, por secuestro, al presidente de la república Salvador Sánchez Cerén y a toda la excomandancia del FMLN.