Octubre fue el mes con más familias salvadoreñas detenidas en la frontera sur de Estados Unidos, la gente sigue migrando irregularmente del país. Según los registros de la Patrulla Fronteriza estadounidense, el mes pasado fueron detenidas 4,117 familias, lo que equivaldría a 132 familias detenidas cada día de ese mes. Cifra que supera a la registrada en el mismo periodo en los últimos cuatro años.

Hace tan solo unos días, las autoridades mexicanas también reportaban la detención de más de 600 migrantes -incluyendo un buen número de salvadoreños- que viajaban hacinados, en condiciones infrahumanas, en furgones. De no ser rescatados, algunos se hubieran asfixiados.

La migración irregular sigue siendo un fenómeno recurrente de los salvadoreños y las causas siguen siendo las mismas: inseguridad, crisis económica y reunificación familiar. Mucha gente migra por desesperación, porque viven en ambientes inseguros, acosados por las pandillas y envueltos en un ciclo interminable de pobreza y desesperanza.

En medio de esos migrantes se van futuros científicos, profesionales, deportistas, futuros integrantes de la Selecta, artistas, médicos, obreros calificados. Es triste cómo esa migración nos hace perder recursos humanos valiosos para el futuro del país, pero es comprensible la búsqueda de un mejor futuro en medio de un contexto en ellos son víctimas de una deuda histórica hacia sus necesidades más básicas.

El gran desafío seguirá siendo construir un país en el que la gente quiera quedarse, no huir. Donde la gente encuentre aquí su futuro y no lo tenga que buscar en otra parte. Ese es el gran reto que hay que vencer y la fórmula es ya bastante conocida. Solo hay que ejecutarla.