La migración siempre será un tema tocante, exigente y difícil en cualquier región del mundo ya que puede ser multicausal por lo tanto las soluciones son multicausales. En esta parte del trópico, la Centroamérica del norte sufre una masiva migración hacia México y Estados Unidos diariamente, no es una problemática reciente sino que ya tiene sus antecedentes y muy tristes de recordar. El año pasado la muerte del salvadoreño migrante en el Río Bravo ocupó espacios de primera plana en diarios internacionales, así se han conocido cientos de casos más que duelen, son impactantes pero que no basta con sentirse impresionado sino que se debe demandar por un verdadero plan de desarrollo económico regional a largo plazo que permita a los ciudadanos sentirse plenos, no querer emigrar por las causas socioeconómicas; la migración hacia el Norte no se va a erradicar absolutamente pero un trabajo regional influirá en una sustancial disminución de personas que deciden hacerlo.

Esta semana, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei tuvo la buena iniciativa de pedir en México estando en el Senado de dicho país crear un banco de inversión; la visita del mandatario guatemalteco se concentró en proponerle a México que ambos países pueden generar mayor intercambio comercial entre sí como un importante elemento para reducir la migración.

Pidió generar más empleo en la zona fronteriza Guatemala-México que son: Huehuetenango, San Marcos y Santa Cruz del Quiché y señaló que son tres departamentos de donde más migración existe. Esto debe ser la oportunidad para que México pueda seguir siendo una oportunidad para miles de Centroamericanos que no pueden cruzar inmediatamente la frontera a Estados Unidos pero sí pueden quedarse en México o en esta zona fronteriza anteriormente mencionada en donde existan diferentes fuentes de trabajo.

¿Por qué la gente decide migrar hacia el norte? Porque las oportunidades en Centroamérica se ven bastante escasas y reducidas de oportunidades sobre todo para la gente que habita en zonas rurales. Honduras y Guatemala han sido protagonistas de la caravana migrante, El Salvador tuvo una enorme participación de gente en la del año pasado, pero el contexto salvadoreño es distinto ya que aún se percibe mucho optimismo en el nuevo gobierno para poder negociar una verdadera solución integral al TPS y además, reactivar del todo la deprimida economía salvadoreña.

La semana pasada fui invitado como analista de política exterior al programa de opinión de El Salvador Frente a Frente e hice un énfasis especial que la solución a la migración saliente no debe trabajarse de carácter unilateral porque eso es muy difícil de poder lograr sabiendo que el problema es de los tres países y exactamente las mismas causas. El nuevo gobierno guatemalteco ha procurado un buen acercamiento con el gobierno salvadoreño y eso es bastante positivo en la consecución de alguna solución a esta grave problemática.

Sí es posible poder trabajar una solución a largo plazo que pueda beneficiar a los ciudadanos y eso se puede lograr con un crecimiento económico sostenido en el país, fomentando las inversiones de verdad y no sólo la fachada de ellas. Insisto, la migración nunca va a desaparecer porque es algo inherente de la humanidad a través de la historia; sin embargo, podemos propiciar que las condiciones internas no obliguen a las personas a salir de forma masiva de la república.

Con el reciente anuncio en Casa Presidencial del otorgamiento de mil visas estadounidenses para trabajadores de nuestro país -esto, con el auspicio y a través de la embajada de Estados Unidos en El Salvador- debe ser motivo de optimismo y un llamado para no estar acomodados a tal situación sino que trabajar para que las mismas oportunidades laborales que se buscan en el extranjero el ciudadano pueda encontrarlas no sólo en San Salvador sino que teniendo una descentralización de la actividad económica puedan buscarse ya sea en la zona occidental o en la zona oriental.

Las buenas relaciones diplomáticas de El Salvador con Estados Unidos están en un momento oportuno para poder negociar mayor cantidad de visas temporales, mayor inversión norteamericana que pueda generar trabajo sobre todo a la gente joven que se encuentra estudiando en la universidad o está por graduarse. La administración Trump ha demostrado tener mucha empatía con la presidencia Bukele lo cual es una oportunidad única para negociar por estas necesidades ciudadanas.