Hay tres partidos políticos que se encuentra en franca lucha contra el Partido Nacional, lo que es bueno, pues la oferta electoral es variada, pero es malo, porque llegan atomizados a la justa de este domingo 28. Hace años escribí sobre el fenómeno político del “outsider” Salvador Nasralla, quien pasó de presentar concursos de juegos, adivinanzas y de belleza, y de narrar partidos de futbol, a la política. Ingeniero de profesión, hace 10 años constituyó su partido político, el cual, gracias a su carisma y a una propuesta fuerte que se resume en el nombre: Partido Anticorrupción (PAC); en la primera elección fue toda una sorpresa. Aunque quedó en 4° lugar en las aspiraciones presidencias, logró incrustar una herida en el centenario bipartidismo con 14 de 128 diputados, sin hacer campaña. Fue un exitazo.

El problema es que surgieron sus psicopatías terribles. No controla su boca. El poco poder que tuvo se le subió a la cabeza, literalmente se endiosó y se creyó el salvador de Honduras, destruyó su partido y en una maniobra tan torpe como novata, dejó arrebatarse la presidencia del PAC.

Pero el endiosamiento siguió. Para las siguientes elecciones, las del 2017, Mel Zelaya apartó a su esposa, Xiomara Castro, y la relegó a candidata a vicepresidente, cediéndole el puesto a Salvador Nasrrala, quien otra vez empezó a exhibir sus problemas de carácter. Esa vez no le resultó no hacer campaña, y perdió, eso sí, en medio de sonadas sospechas de fraude.

Nasralla quedó peor, no se ha recuperado, armó un nuevo partido mostrando nuevamente su megalomanía, llamándolo Salvador de Honduras, se peleó con su anterior socio, llamándolo narcotraficante, asesino y acusándolo de haber vendido su presidencia. Mel Zelaya, viejo lobo de mar, solo se limitó a llamarlo mal agradecido. ¿Y qué creen? Salvador Nasrrala se volvió a unir a Mel Zelaya, solo que ahora, la candidata impuesta por tercera vez consecutiva, su esposa, Xiomara Castro de Zelaya, va como aspirante a la presidencia.

Esa unión hizo que el empuje de Salvador (que dejó tirado su partido) como de Xiomara, se ralentizara, dejando cómodo al Partido Nacional y su candidato Tito Asfura, cuyo discurso se centra en ser diferente y ofrecer trabajo y más trabajo.

Alcalde de la capital por dos períodos consecutivos, es un incansable trabajador que cambió la cara de la ciudad, pero dejó olvidados muchísimas cosas importantes.

El partido de Mel Zelaya, LIBRE, es la unión de cinco grupos, pero se apoderó del partido y es el mandamás, no obstante ese descarado atropello, tiene un enorme voto duro, y después de ese golpe a los seguidores de LIBRE, al unirse a quien tanto lo criticó, ha tomado nuevos bríos, y se está acercando al Partido Nacional, Se habla prácticamente de un empate técnico, y eso solo augura desórdenes a partir del lunes. El problema de LIBRE es que no es un organismo de varios actores, sino de uno solo, y eso es terrible, pero lo más grave es que Zelaya adora todo lo que es chavismo, no se pierde ninguna reunión en la que se invitado por Nicolás Maduro y Daniel Ortega, y está afiliado al Foro de Sao Paulo. Eso da simplemente terror.

El otro partido que podía haber hecho algo, el fiel de la balanza, Partido Liberal de Honduras, con su candidato Yani Rosenthal, no pudo despegar nunca y quedó relegado en tercer lugar.

Proveniente de una familia de millonarios emprendedores, de origen húngaro, judío, fueron golpeados por acusaciones de lavado de activos que llevó a la cárcel a Yani, y eso fue algo que al parecer la gente no olvida, no obstante que su discurso es inteligente y sin demagogia, y es un abogado con muchísima experiencia empresarial y en política, pero no pudo alzar vuelo.

Nuevamente el partido perderá una elección (cuarta vez consecutiva), después de haber ganado 5 en 20 años, pero le restará votos a LIBRE, lo cual podrá ver frustradas las esperanzas de muchos de ver salir al Partido Nacional del poder. Hay siete partidos más en contienda, pero suman apenas el 0.1% de las intenciones de voto.