El fin de semana supe de varios conocidos que han perdido familiares por covid en los últimos días. La pandemia sigue ahí afuera enfermando y matando, pese a que hay toda una atmósfera de normalidad.

Por ejemplo, a mí me sorprendió saber que ha habido fiestas para celebrar la vacunación. La gente se vacuna, se juntan para celebrarlo y no toman en cuenta que hay que esperar varios días para tener inmunidad y claro está, el riesgo de enfermarse persiste. Los lugares se ven cada vez más concurridos y mucha gente parece ya no ser tan aficionada al uso de la mascarilla, se la quitan y punto, a pesar de estar en aglomeraciones.

La pandemia no es fácil para nadie y sigue quitando vidas a diario. Nos ha arrancado la vida normal que tanto deseamos recuperar pero al mismo tiempo hay que equilibrar la búsqueda de la normalidad con no descuidarnos, no bajar la guardia, conservar las medidas de protección. No queda de otra.

Desgraciadamente tenemos que mentalizarnos que a nivel nacional y mundial tendremos aún varios años por delante con las consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la pandemia. No tenemos alternativa más que seguirnos protegiendo por muy vacunados que estemos. La inmunidad de rebaño sigue aún muy lejos.