Samuel Rivera espera algún día convertirse en chef para poder ayudarle a su mamá y su hermano. / Óscar Machón


El reloj marcó las siete de la mañana, un par de zapatos limpios, uniforme planchado, y mirada inquieta esperan ingresar al Centro Escolar General Francisco Morazán, en San Salvador. ¿El portador? Samuel Ernesto Rivera, poseedor de una paz sonora que fue su compañía durante la prueba Avanzo.

Samuel posee una discapacidad auditiva que ha convertido en un reto continuar aprendiendo desde casa, bajo un método virtual que le imposibilita interrogar a sus maestros como podría hacerlo de una forma presencial.

“A veces no entendían y en videos habían explicaciones, pero en el lenguaje de señas siempre nos lo daban, pero no es lo mismo”, relata Rivera a través de señas, quien recuerda que el hecho de tener que leer se vuelve en “toda una lucha” por la comprensión que deba de hacerse.

Pero se convirtió en autodidacta, y cada clase era un reto; Rivera, de 19 años, estudió desde hace seis meses para someterse a la prueba Avanzo.
“No sé si seguiré estudiando, estoy orando a Dios para que me ilumine sobre lo que pasará el próximo año, porque tengo que trabajar y ahorrar”. Samuel Rivera, joven con discapacidad auditiva

Dificultades.


Sus primeras experiencias con la evaluación no fueron muy gratas, durante el primer examen, que hizo en el Centro Escolar General Francisco Morazán, Rivera relató que tuvo problemas para ingresar la contraseña y el usuario, pero que logró concluir el examen con ayuda de sus intérpretes.

Sin embargo, la situación cambió cuando tuvo que someterse él solo al segundo ensayo, desde casa por las lluvias; Samuel explicó que le faltó ayuda, ya que en su casa no todos manejan la lengua de señas.

Esto provocó que hiciera el examen por partes y llegara hasta altas horas de la noche dentro de la plataforma, con el único fin de completar las preguntas.

Por su experiencia, este estudiante del Complejo Educativo para Sordos Licenciada Griselda Zeledón, encontró acertado que las autoridades del Ministerio de Educación proporcionaran intérpretes para la realización de la prueba Avanzo, porque “algunas palabras no las entendemos” explicando que “a veces se confunde la gramática en el significado” y esto puede llevar a “perdernos en la respuesta”.

De esta manera, Rivera formó parte de los 14 estudiantes con discapacidad auditiva, y los seis alumnos no videntes, evaluados ayer por Educación.

Dentro de estos, sentado tranquilamente mientras sus dedos descifraban el examen, estaba Dennis Sánchez, del Centro Escolar Gustavo Marroquín, quien aseguró haber estado preparándose para la prueba y leyendo mucho para matemáticas.

Mismas expresiones fueron las hechas por Guillermo Vargas, estudiante autista de 21 años de edad del programa Edúcame, con referencia a que “desde hace un año estaba estudiando para este examen”.
“Me he tardado como dos horas en hacer el examen, me falta bastante, tres pruebas y media. Estoy contento, sí ya con esto me voy a poder graduar”. Guillermo Vargas, estudiante programa Edúcame

Necesidades.


Ayer se conmemoró el día mundial de las personas con discapacidad, y a sus apenas 19 años jóvenes como Samuel Rivera tienen presente que las necesidades de las personas con discapacidad en el país se centran en que se “deben enseñar más el lenguaje de señas en las comunidades”, no solo a las personas con discapacidades auditivas, así como brindar oportunidades a las personas sordas para que puedan acceder a la educación, porque asegura que muchos sordos no pueden comunicarse por señas reales y eso “les baja el autoestima, porque las personas los miran de menos y nunca prosperan en la parte económica”.

 

Sueños.


Samuel espera, algún día, convertirse en un chef porque “le gusta cocinar”, y aunque por el momento su familia no cuenta con los recursos necesarios para costear la carrera, planea trabajar y ahorrar para cumplir su meta.

“No sé si seguiré estudiando, estoy orando a Dios para que me ilumine sobre lo que pasará el próximo año, porque tengo que trabajar y ahorrar, no puedo esperar mucho tiempo, y mi mamá tiene fortaleza en ayudarme, pero ella sola no puede”, explicó Rivera.

Además sueña con visitar otros países, con el único objetivo “de conocer señas de otros lugares”.

 

El dato


20 estudiantes con discapacidad realizaron la prueba Avanzo en el Centro Escolar General Francisco Morazán, todos poseían tutor o intérprete para el desarrollo de la prueba.