Iniciamos hoy el mes de la Patria en un contexto sumamente complejo para El Salvador. La pandemia del coronavirus nos ha sumido en una profunda crisis económica y social que también ha derivado en una confrontación política que aleja los ideales de unidad que tanto anhelamos estos días de fiestas nacionales.

A diferencia de años anteriores, no habrá coloridos desfiles escolares ni vibrantes discursos cargados de patriotismo que entonan nuestros dirigentes políticos y funcionarios en sendos actos públicos.

Pero la Patria aquí está, afligida y dolida en tiempos de pandemia. Cargada de una división catastrófica y una incertidumbre malsana. Es momento de vencer desafíos y no amilanarse ante las adversidades que enfrentamos. La mezquindad política nos sigue haciendo muchísimo daño como país y también priorizar el calendario electoral a los intereses de Nación.

La Patria no existe sin el amor de sus hijos y es necesario luchar por un país mejor, desterrando la violencia, la corrupción y la polarización que tanto nos han hecho daño en los últimos 40 años y que la clase política se niega a abandonar porque es parte de su negocio electoral.

Ser buenos ciudadanos, virtuosos y cumplidores de la ley, es hacer Patria. Ser funcionarios honestos y correctos, es hacer Patria. Esta patria que demanda un cambio de rumbo. Un rumbo que deje atrás la violencia, la crisis económica, la impunidad, la corrupción, la polarización, el odio de clases y el manejo irresponsable de la cosa pública.

Que el mes patrio no sea solo discurso y desfiles, piensen más allá que las próximas elecciones.