Militares rusos se han afincado en Venezuela para proteger a la dictadura de Nicolás Maduro, pese a las demandas generalizadas de ayuda humanitaria y los anhelos de los venezolanos de recuperar su democracia.

La ironía es que muchos de los que criticaban una supuesta intervención militar norteamericana ahora callan cómplices ante la descarada intervención militar rusa. Es más, pese a las críticas, Rusia advirtió el jueves que los militares rusos llegados en los últimos días a Venezuela, se quedarán “el tiempo que sea necesario” en el país.

Evidentemente los intereses rusos de preservar al régimen dictatorial de Maduro tienen que ver con sus enormes empréstitos y la búsqueda de controlar las reservas de petróleo en la nación sudamericana. A Rusia no le interesa el Estado de Derecho ni la democracia real, ni en su territorio ni en ninguna otra parte del mundo, eso está claro y por eso prefieren apoyar a Maduro por sobre los deseos de su pueblo, hambriento, necesitado y reprimido.

La comunidad internacional y América Latina en particular, deben seguir demandando la salida de los militares rusos de Venezuela y además, propiciar una salida democrática a la situación en ese país, donde la democracia, los derechos humanos y las libertades, hace rato que fueron suprimidas.