El modelo de importaciones y consumo que se impuso en los años 90 parece seguir afectando a los productores agropecuarios del país en pleno 2020.

La Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios advirtió esta semana que los precios de maíz, frijol y arroz caen arrastrados a la baja por un incremento en las importaciones.

La esperanza de la buena cosecha, gracias a la estable temporada de lluvias, se va desvaneciendo por las importaciones.

Según previsiones oficiales del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la cosecha de maíz de 2020 alcanzará los 19.25 millones de quintales, lo que representa un incremento del 11 % con respecto a la de 2019, mientras que la de frijol rondará los 2.8 millones de quintales (30 % más), y la de arroz se ubicaría en los 752,000 quintales, es decir, un 20 % más.

Pero el problema es que las importaciones asociadas al plan para entrega de alimentos a las familias afectadas por la pandemia, ha golpeado los precios de los granos básicos, ya que debido a la emergencia se compró para evitar desabastecimiento del mercado local pero lamentablemente no se tomó en cuenta las potencialidades del productor local. Eso también ha estado sucediendo con los productores de lácteos, duramente afectados por las importaciones de los países vecinos a lo largo de las últimas décadas.

Es es fundamental proteger al productor local sobre las importaciones, eso es lo que hacen todos los países del mundo. También es necesario que se incentive la producción local, se den las herramientas para eficientizar su productividad y mejorar sus precios. El productor agropecuario, duramente golpeado por décadas de abandono y crisis, necesita estímulos y apoyos que nos permitan la seguridad alimentaria a los salvadoreños.