Las enormes necesidades provocadas por la pandemia y los daños de la tormenta tropical Amanda contrastan enormemente con la batalla política interminable que se ha desatado entre el Ejecutivo y los partidos políticos, llevando consigo hasta la principal gremial empresarial. ¿Cómo vamos a solucionar esta crisis tan grave? Es la pregunta que todas las mentes sensatas deben hacerse.

El ministro de Hacienda, Nelson Fuentes, advertía ayer que “Vamos a más de la mitad de la pérdida de ingresos de este año, de 900 millones que hemos calculado, ya se han perdido 547 millones”. Una cifra estremecedora.

Ahora sumemos los enormes daños de la infraestructura, la gran cantidad de empresas cerradas, la pérdida de empleos, la gente que ha perdido sus viviendas y que tiene hambre, que está enferma y tiene necesidades inmediatas.

¿Cómo solucionamos esto? Definitivamente no con más confrontación ni atizando más odio y diferencias políticas, echando culpas. No señores. Esto tiene que parar.

El Salvador no tiene cantidades ilimitadas de dinero y la crisis es mundial, no sobrarán donantes y ya estamos bastante endeudados. Hay que cesar los pleitos, ver cómo se reorientan fondos, ya la billetera aguanta muy poco y la gente demanda soluciones.