Febrero ha concluido con una reducción récord de homicidios, el menor número de muertes violentas desde los Acuerdos de Paz. La progresiva reducción de homicidios es algo positivo para El Salvador y es un hecho que todas las personas de buena fe debemos celebrar.

De acuerdo con la Policía Nacional Civil, en febrero de este año se registraron 114 homicidios, mientras que en el mismo mes de 2019 hubo 207, lo que significa que hubo una reducción de 93 hechos de este tipo; es decir, una disminución del 45 % menos que el mismo periodo del año anterior.

Y aunque es válido reconocer estos avances en seguridad también es válido seguir expresando la preocupación por una estrategia de combate decidido contra las extorsiones, ese crimen que asola a miles de salvadoreños de todos los estratos socioeconómicos y a menudo, la causa principal de la migración de muchas personas.

Las autoridades deberían enfilar sus baterías hacia las bandas de extorsionistas, hacia seguir golpeando sus negocios construidos a base de dinero ilícito, destruir su entramado financiero que es lo que les permite fortalecerse, comprar armas, pagar abogados, tener una estructura por todo el país e incluso en el extranjero.

La reducción de homicidios nos da tranquilidad, nos da una luz en este difícil túnel de la inseguridad, pero solo el combate frontal a las extorsiones permitirá a la nación entera respirar la seguridad perdida sin el acoso y las amenazas de siempre.