Todos los salvadoreños estamos a la expectativa de cuando llegará la “nueva normalidad” al país mientras vemos cómo en otros países -incluyendo algunos de los que pasaron los peores momentos de la pandemia- se empiezan a reabrir las actividades económicas.

Es preocupante que en la Asamblea Legislativa y en el Ejecutivo se prioricen consideraciones políticas -y no sanitarias ni económicas- para plantearse la reapertura económica y planificar las fases.

Hay que tener claro que la reapertura económica es urgente para evitar la otra pandemia que podemos sufrir: la del desempleo y el hambre. Ya vemos cierres de empresas, suspensión y pérdida de empleos, cierre de contratos, problemas de abastecimientos en mercados, supermercados y tiendas. La producción nacional en los ramos agropecuario e industrial está en riesgo y sin ingresos por esa producción y además con la baja sensible de remesas, ¿cómo vamos a comprar productos importados? La gente agradece los paquetes alimenticios del gobierno pero agradecerá más la posibilidad de conservar sus empleos y garantizar su comida y sus ingresos.

Esperamos que los diputados y funcionarios del Ejecutivo que negocian la nueva ley en la Asamblea, tengan esas prioridades en mente y en la práctica a la hora de tomar decisiones.