Seis agentes de la Policía Nacional Civil y tres particulares fueron condenados ayer por incumplir deberes y encubrir el asesinato de la también agente policial, Carla Mayarí Ayala Palacios, un hecho ocurrido en diciembre de 2017 después de una fiesta navideña en las instalaciones del extinto Grupo de Reacción Policial, (GRP).

Los acontecimientos relacionados al asesinato, desaparición y posterior hallazgo del cuerpo de la agente Carla Ayala dan para una novela de horror, por sus macabros detalles que involucran a agentes de la Policía Nacional Civil. El principal involucrado, Juan Josué Castillo, apodado “Samurai”, es prófugo de la justicia, era un destacado agente del Grupo de Reacción Policial.

Lo increíble es cómo se encubrió el crimen por parte de agentes policiales que claramente no cumplieron con su deber. La propia Fiscalía denunció en el proceso que se borraron pruebas y el juez que lleva el caso también ha hecho señalamientos. El abogado querellante ha subrayado la necesidad de que la PNC pida perdón a los familiares de Carla por este hecho.

La PNC nos debe demostrar que no hay otros “Samurais” en sus filas y la dirección policial debe hacer una depuración consciente y extensa del personal involucrado en delitos, para que la población tenga confianza en los policías. Por lo pronto esperemos que el principal responsable sea detenido tarde o temprano.