El Salvador se ha mantenido al margen de este enfrentamiento, pero no está a salvo de sus consecuencias, ya que el mismo tiene repercusiones directas en el precio internacional del petróleo, y al final, en toda la cadena de producción e importación de bienes y servicios, lo que termina encareciendo casi todos los productos básicos.
Es necesario que se tomen medidas preventivas para evitar la especulación y el alza desmedida en el precio de los combustibles, mantener un discurso gubernamental que anime por la salida diplomática a la crisis, y una mayor vigilancia y control de las fronteras. La diplomacia emprendida por el actual gobierno, de largo alcance geográfico y político, puede dar sus primeros frutos apostando por la concordia y la paz en todo el mundo.