Las relaciones entre los Estados Unidos y la República Islámica de Irán, pasan por uno de sus peores momentos desde 1979, cuando la toma de rehenes de la Embajada estadounidense y el intento fallido de la administración Carter por intentar una operación militar de rescate, dejaron en evidencia la volatilidad con que se manejan las diferencias entre ambos regímenes. Este es un asunto de seguridad regional y mundial. Irán tiene un récord muy peligroso de patrocinio del terrorismo y puede generar problemas en el mundo entero.

El Salvador se ha mantenido al margen de este enfrentamiento, pero no está a salvo de sus consecuencias, ya que el mismo tiene repercusiones directas en el precio internacional del petróleo, y al final, en toda la cadena de producción e importación de bienes y servicios, lo que termina encareciendo casi todos los productos básicos.

Es necesario que se tomen medidas preventivas para evitar la especulación y el alza desmedida en el precio de los combustibles, mantener un discurso gubernamental que anime por la salida diplomática a la crisis, y una mayor vigilancia y control de las fronteras. La diplomacia emprendida por el actual gobierno, de largo alcance geográfico y político, puede dar sus primeros frutos apostando por la concordia y la paz en todo el mundo.