La escena del viernes en Mejicanos parecía sacada de una película de guerra o de un atentado terrorista. Se trataba de una explosión en una distribuidora de gas propano en lo que parece haber sido un hecho accidental provocado por la negligencia. Las autoridades tendrán la última palabra.

La explosión dejó tres muertos y al menos una docena de lesionados. El fin de semana se hablaba de daños en medio centenar de viviendas. La escena era dantesca, los cuerpos de los fallecidos mostraban los signos de la violenta detonación que hasta volcó un pick up e hizo explotar un camión y un autobús.

Es necesaria una investigación seria sobre las causas de este terrible incidente, determinar responsabilidades y sobre todo, dejar de ser tan flexibles con estos negocios. Es necesario ejercer mayor rigor y mayor control sobre quién distribuye, sobre el control sobre la calidad y condiciones de los tambos de gas. Alcaldías y bomberos deben inspeccionar los centros de distribución y que quienes los manejan, estén entrenados para emergencias como estas.

Es muy importante prevenir hechos como este y eso solo se puede lograr aplicando apropiadamente los manuales y regulaciones nacionales e internacionales para que no se repitan tragedias como estas cada cierto tiempo.