El presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió el miércoles que su gobierno buscará llegar a la raíz de las causas de la masiva migración indocumentada hacia aquella nación desde los países del Triángulo Norte de Centroamérica.

Biden fue directo y señaló como esas causas: la violencia, la corrupción, las pandillas, la inestabilidad política, el hambre, los huracanes y terremotos. Todas esas causas son reales, ciertas, las ha vivido la región en mayor o menor grado y la gente se desespera, huye ante la falta de alternativas y la necesidad de buscar una vida más segura y próspera para ellos y sus hijos.

Evidentemente esa tarea no es solo del gobierno estadounidense sino de toda la región. Si Centroamérica fuera una región próspera, en paz, con estabilidad política y económica, sin pandillas ni narcotráfico, con oportunidades de trabajo y educación, muy pocos estarían buscando migrar hacia Estados Unidos u otras naciones. Es muy positivo que el presidente estadounidense mencione tan claramente a estos tres países y su compromiso por mejorar su situación en el discurso de los primeros 100 días de gobierno ante el congreso norteamericano. Biden está prestando atención a la región como ninguno de sus antecesores lo ha hecho desde el fin de las guerras civiles en la región. Esperemos que sea una atención constante y duradera.

De parte de El Salvador, debe haber un compromiso también para erradicar esas causas dramáticas de la migración. La violencia y las pandillas deben combatirse con fuerza e inteligencia, la corrupción no debe ser tolerada, la clase política debe generar un ambiente de estabilidad y certidumbre, todo para reducir el hambre y la miseria, y además, estar preparados para enfrentar las catástrofes naturales. El camino está claro.