El drama migratorio en la frontera sur de los Estados Unidos continúa llenando de titulares de los medios de comunicación norteamericanos y de la región centroamericana. Hay una crisis profunda y el rostro humano son niños no acompañados que buscan desesperadamente alcanzar el territorio estadounidense para reunirse con sus padres o para encontrar un futuro mejor.

Las cifras son impresionantes. Medios estadounidenses hablaban de más de 171,000 migrantes detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos solo en el mes de marzo, un nuevo récord mensual que no se veía desde el año 2006. Solo en marzo, 18,800 menores de edad no acompañados llegaron a Estados Unidos, muchísimos de ellos salvadoreños. Esa crifra es 99% mayor que la de febrero. Además llegaron 53,000 individuos parte de grupos familiares, frente a los 19,246 de febrero; y 99,000 adultos solos, ante los 71,598 de febrero, según cifras de medios estadounidenses.

Y el drama continúa. En la región prevalece el rumor, seguramente esparcido por traficantes de personas, de que la administración Biden dejará entrar migrantes, algo que claramente no ocurre. Seguimos siendo una región y un país exportador de migrantes y eso es una vergüenza, una repetición de un ciclo de separación y abandono.

Los gobiernos de la región -y el salvadoreño por supuesto- deben poner todo de su parte para mejorar las condiciones de vida para que la gente deje de irse. El apoyo estadounidense es vital pero es comprensible las dudas y temores debido al pasado de corrupción que tenemos en la región. Esperemos que se encuentre la fórmula para lograr que nuestra gente se quede y encuentre prosperidad, paz y desarrollo en sus comunidades.