Su visita es importante, por las posibilidades que abre a la discusión de los asuntos más urgentes en torno a la seguridad y la migración de nuestros compatriotas, pero a la vez, coincide con la nueva postura internacional que mantiene El Salvador de no apoyar regímenes que repriman y encarcelen arbitrariamente a sus ciudadanos.
El reto para los anfitriones del secretario Pompeo será el de convencer a éste de las potencialidades que aún guarda nuestro país, principalmente en lo que a construcción de democracia se refiere. Durante toda la posguerra se han mantenido las libertades individuales y los relevos presidenciales han abarcado el más amplio espectro político e ideológico, distinto a nuestros vecinos que enfrentan sucesivas crisis de gobernabilidad.
Esto no ha sido suficiente por supuesto y los miles de salvadoreños que migran cada día son una prueba de ello. El Salvador debe mostrar una clara apuesta por el futuro, demostrando que está dispuesto a mejorar el presente. Esta visita en una oportunidad para hacerlo.