Hace un par de semanas, uno podía escuchar voces en El Salvador sumamente conmovidas por el horrible incendio que dañó gran parte de la histórica catedral parisina de Notre Dame, un verdadero tesoro de la humanidad.

Lamentablemente, no parece ser el mismo número de voces que lamentan la desgracia de que nuestra única Biblioteca Nacional vea parte de sus colecciones afectadas por las lluvias y las aguas negras y que además, el gobierno saliente se declare sin recursos para buscar cómo rescatarlas.

El clamor del director de la Biblioteca Nacional por ayuda es un grito desesperado ante la falta de voluntad de las autoridades para resolver un problema serio que, desde el punto de vista cultural, significa una gran pérdida del acervo nacional.

Es sumamente penoso que el Gobierno saliente termine su periodo sacudiéndose responsabilidades como ésta, sabiendo que se trata de una verdadera emergencia. ¿O será que no se tiene conciencia del enorme valor cultural que significa preservar colecciones de la Biblioteca Nacional?

Hay que apoyar la recuperación de esas colecciones y velar por el tesoro cultural de la nación, sin duda. Esperemos que haya manos generosas que hagan los donativos que necesita la Biblioteca para solventar la situación actual.