Durante décadas, la Asamblea Legislativa ha sido el foco de todas las críticas y demandas de la población, medios de comunicación, analistas políticos y hasta embajadores extranjeros. Esta será la primera vez en los últimos 40 años -al menos- que habrá un recambio generalizado de la clase política en el parlamento y es bueno reflexionar al respecto.

Una de las tantas razones del fracaso de los partidos tradicionales de postguerra -FMLN y ARENA y también PCN y PDC- es que por mucho tiempo se negaron a renovar a sus diputados. Y para muchos, es motivo de alegría que la inmensa mayoría de ellos ya no estará en el parlamento. Las quejas las conocemos abundamente. La Asamblea Legislativa se volvió una colección de malas prácticas y una fábrica de empleos para el clientelismo partidario. La gente repudiaba que los diputados tenían inmunidad hasta para dispararle a una policía.

Los integrantes de la nueva Asamblea Legislativa deben ver esas enormes fallas de sus antecesores no para burlarse de ellos o hacer escarnio público de ellos, sino como una enorme lección de historia de prácticas que no deben seguir. En tiempos de tanto cambio, deberían por ejemplo, acabar con la inmunidad parlamentaria fuera de sus labores legislativas. Luego podrían seguir con renunciar a tantos asesores -no solo sustuir a los de los diputados salientes- y renunciar a tanto viaje y viático que también repudia el votante. Los resultados del domingo son una gran lección de historia para los diputados salientes pero también para los diputados entrantes para no cometer esos mismos yerros.