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El parlamento francés debe adoptar este martes una ley que prohibirá a los padres infligir castigos corporales a sus hijos, una práctica que, aunque condenada por la ONU, sigue gozando de un amplio apoyo en Francia.

Con esta ley, Francia se convertirá en el 56º Estado, después de Kosovo, a prohibir los castigos corporales a los niños, según una oenegé británica. Suecia fue el primer país en adoptar esta ley en 1979.

La Asamblea Nacional, la cámara baja del parlamento francés, había adoptado el año pasado en primera lectura este proyecto de ley presentado por el partido centrista MoDem y apoyado por el partido gobernante del presidente Emmanuel Macron, LREM.

Reunidos en comisión, los senadores lo aprobaron por unanimidad y sin hacer ninguna enmienda. Será el voto en el Senado, en sesión pública, este martes, que marcará su adopción definitiva.

Si es aprobado, se inscribirá en el Código Civil, en el artículo que se lee durante los matrimonios civiles en Francia, que "la autoridad de los padres se debe ejercer sin violencia física ni psicológica".

Según la Fundación para la Infancia, el 85% de los padres franceses recurren a castigos corporales con fines "educativos".

Los partidarios de la ley argumentan, basándose en estudios, que estas prácticas, entre las cuales figuran las cachetadas o nalgadas, tienen consecuencias en la salud física y mental de los niños.

No es la primera vez que se intenta prohibir en Francia este tipo de castigos corporales. En 2016 se adoptó un proyecto de ley pero unos meses después fue rechazado por el Consejo Constitucional por un vicio de forma.

El proyecto de ley cuenta además con el apoyo de varias organizaciones a favor de la infancia y de defensores de los derechos que piden un "mensaje político fuerte" para cambiar las mentalidades.

Cabe recalcar que el proyecto de ley no prevé ninguna sanción penal contra los padres que castiguen a sus hijos, puesto que ya están previstas por la ley.