Este es un mes de fiesta, de gastos, de tráfico insoportable, de regalos, Navidad, Fin de año, pólvora, cohetes y desgraciadamente, niños quemados. Para muchos, es la mejor época del año porque suele ser un momento de encuentro familiar, pero, lamentablemente, también es tiempo de tragedias.

Quiero subrayar el tema de los niños quemados. Dicen que el dolor de quemarse es uno de los más intensos que un ser humano puede sufrir, ahora pensemos en que ese dolor lo pueden experimentar niños que sufren daños irreparables cuando se les permite el uso indiscriminado de juegos pirotécnicos.

Tenemos esa costumbre de los pirotécnicos y es terrible. Hace un par de años, las estadísticas decían que 64 de cada cien personas quemadas por pólvora, son niños y adolescentes que, sin supervisión de los padres, hacen uso imprudente de esos artefactos y a veces terminan hasta sufriendo mutilaciones irreversibles de sus miembros. Los culpables no son los niños y adolescentes, somos los padres de familia que los compramos y luego los dejamos manipularlos.

Necesitamos crear conciencia profunda en la sociedad sobre esta práctica que además, no deja nada productivo. Los cohetes y juegos pirotécnicos en general, no son baratos, todo lo contrario. Quemar cohetes es quemar el dinero que tanta falta hace para otras necesidades y, especialmente, para los gastos escolares que las familias tienen que afrontar en enero próximo.

Es tiempo también que cuidemos la billetera, es fácil gastar de más este mes, es también fácil pasarse de copas y terminar en un accidente o terminar en bartolinas por conducir ebrio. No arruine este mes tan bonito con comportamientos que le pueden amargar las fiestas y sus reencuentros familiares. Tome conciencia de sus actos.