Lastimosamente en nuestra historia siempre la tragedia ha logrado lo que no logra el sentido común, el amor filial se ha conseguido bajo presión y casi que exclusivamente es en momentos de tragedia como terremotos, huracanes e inundaciones que aflora en los salvadoreños; pareciera que nos resistimos a incluir en la fórmula del día a día de la función pública y de la política el amor al prójimo, la empatía, la solidaridad y es solo cuando aprieta el zapato que bajamos la guardia para contar con los demás y acordarnos que los demás también son importantes.

El coronavirus ha hecho posible de nuevo, al menos durante esta obligada cuarentena, hemos escuchado a un Presidente de la República con tono amigable e integrador, dispuesto a bajar la tensión de todos los días y casi que haciendo ver como una pesadilla, de un mal día, su intento de golpe de Estado a la Asamblea Legislativa, 30 días antes.

La obligada cuarentena es posible que nos lleve entonces a sacar lo mejor de cada uno, y aun por la fuerza de las circunstancias, es más que bienvenido ese ambiente en el cual los órganos de Estado funcionen en armonía y respeto, tratando de solucionar problemas y no de agravarlos más para que el contrario reciba costos políticos, electoral o al menos pierda popularidad.

La tragedia nos encuentra divididos, molestos, resentidos y construyendo cada quien su propia trinchera, la tragedia nos obligará a salir de ellas y buscar apoyo mutuo para construir el futuro, que por lo visto, nos golpeará duro económicamente como consecuencia del efecto mundial de la pandemia; no me alegra que sea así, pero si logra unirnos, tendremos un mejor país y un mejor ambiente para seguir construyendo.

Bien dice el dicho, que de todo lo que parece malo siempre hay algo bueno que se puede sacar. Por eso creo que la cuarentena nos puede ayudar a vernos como una sola nación y a recuperar la empatía por los más necesitados, nos puede ayudar a recordar que la razón de ser de los funcionarios, es mejorar la vida de los ciudadanos. Que en la familia, la salud, el agua, la atención hospitalaria, la educación y la facilidad con la que podamos mejorar económicamente, está la mayor necesidad de la gente y que si no tenemos eso, la popularidad de cualquiera es solo un título, que el tiempo terminará convirtiendo en desteñido recuerdo.

Este es un buen momento para reconocer que somos humanos y que nadie tiene “corona especial”, para evitar morir o ser contagiado por una enfermedad como esta que nos amenaza, por lo mismo, hoy más que nunca el sentido de igualdad y solidaridad debe llevarnos a trabajar juntos, a despojarnos de la rivalidad y de la oportunidad de dañar al otro, debemos trabajar en preservar la vida, la familia, la paz, la armonía y la empatía. Los políticos de oposición también deben caminar con menos talante y servir más, ayudar más, entregarse más a la causa de la gente y convertirse en opción para la continuidad del sistema, los funcionarios de Estado, en cualquier nivel, deben pensar que su trabajo es la oportunidad de los demás para cambiar su realidad.

La cuarentena debe ser también para evaluar lo que estamos haciendo, lo que queremos hacer y el cómo alcanzarlo, es tiempo valioso para ver hacia adentro, hacia nuestra familia, repensar el uso de nuestro tiempo, nuestra cercanía familiar, tiempo para que desde adentro hagamos la lucha contra la enfermedad más cruel que es la falta de amor y hermandad entre los ciudadanos. Bienvenido el coronavirus, si aparte de ponernos atentos a una cadena de radio y televisión, nos pone atentos a la necesidad de los demás y nos devuelve el amor por la vida.