Un estudio de la Universidad Médica de Viena, en Austria, reveló la semana pasada que los cierres totales de los países solo reducen los contagios de covid-19 en un 30 %. Y que son las medidas de distanciamiento y de protección y refuerzo al sistema de salud, las que mayor impacto en la reducción de la pandemia.

Con 12 millones de casos y más de medio millón de muertos a nivel mundial en un periodo de 6 meses, la pandemia del covid-19 se convierte en la peor emergencia sanitaria que el mundo moderno ha vivido hasta el momento.

Sin una vacuna ni tratamiento efectivo, nuestra única herramienta para protegernos, son las llamadas intervenciones no-farmacológicas. Estas incluyen entre otras, las medidas de distanciamiento social, restricción de movimiento, cuarentenas, uso de mascarillas y otros.

Aunque asumimos que protegen, en realidad hasta este momento, no existen estudios científicos que nos brinden evidencia de cuáles de estas intervenciones son más efectivas, diferencias en su aplicación (solas o en conjunto), cuando es mejor aplicarlas, efectos colaterales sociales y económicos, así como otra información, que permitiese a las autoridades de gobierno y sanitarias, tener una mejor brújula para ir navegando este grave problema y asegurarse un impacto en la contención de la epidemia, sin mayores efectos sociales y económicos.

En un intento por aliviar este vacío, un grupo de investigadores de la universidad de Viena, en Austria, y utilizando una base de datos (CCCSL: Complexity Science Hub Covid-19 Control Strategies List) realizaron una medición cuidadosa del impacto que estas intervenciones, tanto en aplicación individual o en paquetes, tenían en disminuir la tasa de infección del virus o número reproductivo (Ro).

La base de datos incluyó 4,579 intervenciones en 76 países y territorios. Aunque los resultados podrían ser cuestionados por ser el primer estudio de su clase, y que contradice muchas de las asunciones, y normas que actualmente guían estrategias y planes de muchos gobiernos, esta información se constituye en un valioso instrumento que podría ser utilizado para readaptar y modificar intervenciones actualmente implementadas por los países.

Hay dos conclusiones fundamentales. La primera, es que ninguna intervención aplicada en forma individual es capaz de contener la epidemia; la segunda, es que el contexto cultural, social y económico donde se aplica la intervención o paquete de intervenciones, influye en el grado de impacto y efectividad.

En otras palabras, únicamente paquetes de intervenciones basados en la aceptación de la sociedad tendrán una mayor oportunidad de contener esta epidemia.

De acuerdo con los resultados, cuatro tipos de intervenciones son las que producen un mayor impacto para contener la epidemia: distanciamiento social (cierre de escuelas y universidades, cancelación de reuniones de grupos pequeños de personas/bares/restaurantes) , estrategia de comunicación de riesgo (educación de la población y partes interesadas), restricción de viajes (cierre de fronteras) , y aquellas intervenciones que disminuyan la carga del sistema de salud (aumento de acceso a equipos de protección personal, aumento de personal de salud, tratamiento ambulatorio de casos leves, incremento de suministros de salud y equipo médico).

Ahora bien, el impacto de cualquiera de estas intervenciones depende del contexto social y de la edad o momento de la curva epidémica en la cual se aplican. Así, medidas de distanciamiento social si se aplican tempranamente tendrán un mayor efecto en el aplanamiento de la curva epidémica, comparado con una aplicación más tardía. El panorama que se levanta es uno en el cual no existe una única solución que se ajusta a todos, en su lugar se solidifica la creencia que una combinación adecuada de intervenciones tiene que ser adaptado a la realidad del país y su momento epidémico.

Una de las consecuencias de este panorama es que las intervenciones no-farmacéuticas menos invasivas y costosas que un confinamiento podrían ser altamente efectivas, como estrategias de comunicación de riesgo y medidas voluntarias que fortalecen el sistema de salud, como el aislamiento voluntario y tratamiento ambulatorio de casos de covid-19.

Los investigadores de hecho encontraron evidencias en varias instancias donde directrices gubernamentales no-obligatorias superan a sus homólogos obligatorios.

El covid-19 es todavía una noche oscura que nos dificulta el camino, pero comienzan a aparecer pequeñas luces y destellos que a lo mejor eviten los continuos tropiezos que estamos teniendo. Ojalá y tomemos ventaja de estas pequeñas luciérnagas, ojala y estemos abiertos a innovaciones.