Entre 125 y 135 familias se vieron afectadas por el deslave en los Angelitos I y II, algunos aún permanecen en el lugar.


El viernes 30 de octubre El Salvador despertaba con una trágica noticia, los noticieros informaban de un deslizamiento de piedras y lodo que había socavado una comunidad en el municipio de Nejapa, la noche del 29.

Habitantes de la comunidad Los Angelitos II aún tiene presente esa noche, pero a falta de calor humano, el verde de la naturaleza ha cobrado vida en aquellas casas y bases de viviendas que algún día fueron habitadas, peluches, zapatos, son fáciles de identificar entre los árboles y plantas que ahora cubren la que fue la zona baja del caserío Los Angelitos II, en Nejapa.

Ana Margarita Torres es una sobreviviente de Los Angelitos II que narró a Diario El Mundo como perdió a dos tíos por causa del deslizamiento y aseguró que nunca en sus 44 años de vida había pasado algo similar.

Eran las 10:30 de la noche cuando “Mailo” un perro de tres años de edad despertó a Ana, tras una extraña inquietud que alertó a su dueña, cuando Torres se percató de lo sucedido acepta que se asustó “al ver tanta agua” por la que “no se explicaba de dónde había podido llover tanto”.

En el lugar del deslave aún se aprecia pertenencias de los antiguos residentes del caserío Angelitos II.

“(Ahora) ha bajado mucha arena y ha llenado parte de la quebrada, partes que eran bien hondas ahora se ven que están bastante llenas, y eso han visto las personas y han sentido temor”. Roberto Barrios Muñoz, pastor de la Iglesia Pentecostés del Buen Samaritano

La primera de las viviendas afectadas fue la de Héctor Alonso Chiliseo Aguilar, un evangelista de la Iglesia Pentecostés del Buen Samaritano que falleció soterrado junto con su esposa e hija, de la cual sólo permanecen algunas pertenencias en la propiedad.

Habitantes también recordaron a don Miguel Maldonado, que no logró ser encontrado.

“Yo no me quisiera recordar, pero tengo que pasar por aquí porque me queda más recto para mi casa, pero los recuerdos no son buenos”, externó Oswaldo Morán, habitante de la comunidad Los Moranes.

La mayoría de los residentes de las comunidades eran de escasos recursos y se dedicaban a ganadería, agricultura y oficios varios.


La Mesa Permanente para la Gestión de Riesgo señaló que es necesario impulsar ordenanzas municipales para proteger la cuenca baja, media y alta del volcán de San Salvador, pues sus acciones repercuten en los pobladores aledaños.

 

Apoyo.


Familias de Los Angelitos II que fueron reubicados en la Residencial Marsella externaron su gratitud por la donación de casas realizada por el gobierno, pero solicitaron flexibilidad en el pago de servicios de vigilancia, agua y electricidad, pues aseguran que se les hace difícil cancelar dichos cobros.

La Mesa ha identificado zonas vulnerables con principal atención en la parte alta del volcán.