La nota promedio de la Prueba de Aprendizajes y Aptitudes para Egresados de Educación Media (PAES) de este año volvió a mostrar resultados deprimentes. Es más, disminuyó de 5.66 a 5.52, en comparación al año pasado. Nada raro. Estos son los bachilleres que empezaron a formarse a inicios del siglo y que son el reflejo de las carencias educativas que sufrimos en El Salvador.

Como suele suceder, el peor resultado ha sido el de Matemáticas y Ciencias, materias claves para el desarrollo científico y la llamada Cuarta Revolución Industrial. De ahí de la necesidad de que el país se replantee prioridades y estudie una profunda reforma curricular. Hay que cambiar la forma de enseñar Matemáticas y convertirla en una asignatura más atractiva, pero para ello quizás sea necesario que los profesores mismos tengan su propia PAES y sean evaluados en sus capacidades y métodos.

Hay que destacar que los departamentos que tienen las mejores notas al igual que el año pasado son La Unión, San Salvador y Chalatenango. Y los casos particulares de éxito hay que seguir estudiándolos para asegurarnos que se repliquen en todo el país.

Este replanteamiento de prioridades no puede postergarse más, la educación debe ser parte fundamental de un plan de nación que mejore las aptitudes y capacidades de nuestra juventud.