Las redes sociales bien utilizadas son una maravilla. En las redes sociales se encuentra valiosa información que nos permite compartir y mejorar nuestros niveles de cultura y empoderamientos en algunos aspectos de la realidad, además nos permite encontrar viejas amistades y hasta hacer nuevos amigos.

Sin embargo, así como son valiosas si se utilizan adecuadamente, también pueden convertirse en un peligro latente para personas de todas las edades, especialmente para la niñez y la adolescencia. Tras las redes sociales se esconden un sinfín de peligros, con graves consecuencias.

La semana pasada, Edwin Martínez, un joven de 19 años, fue condenado por el Tribunal de Sentencia de Chalatenango a trece años de prisión por el delito de violación en perjuicio de una adolescente de 14 años a la que conoció a través de Facebook. Apenas seis meses después de conocerse en las redes sociales, el sujeto agredió a su víctima.

Recientemente fue condenado a 16 años de cárcel por el Tribunal Sexto de Sentencia de San Salvador, Javier Adalberto Mancía, quien a través de Facebook ofrecía trabajo de modelaje. Dos jovencitas ingenuas le creyeron, y en momentos diferentes fueron violadas en una residencial de Nejapa.

Raúl López Gracias deberá pasar 16 años de cárcel, luego de que un tribunal de Santa Ana lo encontrara culpable de violar a un adolescente al que conoció en redes sociales. El sujetó citó a su víctima en un centro comercial y desde ahí se lo llevó a un motel donde, bajo amenazas de muerte, lo violó.

En la zona oriental, otro tribunal condenó a 20 años de cárcel a Oswaldo Pérez Pineda, quien violó a una estudiante a la cual conquistó a través de Facebook. La invitó a salir a la playa, donde la violó, producto de la cual la embarazó.

Los cuatro casos anteriores suelen replicarse muy a menudo. No hay semana sin que a los juzgados se presente un caso en el cual el victimario conoció a su víctima a través de las redes sociales, especialmente Facebook. No solo se conocen casos de violaciones, que por cierto son los más comunes, también se sabe de homicidios, extorsiones, secuestros, desapariciones, amenazas, difamaciones y otros.

Hay personas, especialmente los niños y adolescentes, y alguno que otro adulto, que publican todo sobre su vida privada, hasta el color y el tipo de ropa íntima que usan. Hay personas que ingenuamente publican todo sobre sí; desde lo que comen hasta su rutina diaria, sin darse cuenta que tras las redes sociales hay muchos pícaros que pueden usar esa información para hacerles daño.

Una amiga, que casi el 100 por ciento de sus “amigos” por facebook son hombres, me decía que no se sentía amenazada por nadie porque la mayoría de sus amigos eran extranjeros, mayoritariamente árabes e indios. Le demostré que un sujeto que se hacía llamar Moha Meda Irescha, en realidad era su vecino y que éste había captado cientos de fotos de un ciudadano árabe para subirlas a su cuenta y hacerles creer a decenas de mujeres salvadoreñas que era un joven originario de Arabia. Mi amiga ingenua hasta le había enviado fotos “sensuales y sexys”.

Las redes sociales tienen la función de acercar lo lejano; pero también, sin haber control sobre ellas, alejan lo cercano. Las muchas personas se ensimisman y se vuelven tímidas, porque las redes se convierten en un refugio que las lleva a ser populares solo a través de un celular o una computadora. En la vida real, pierden el afecto y el calor humano. Saludan en las redes y son capaces de mantener agradables conversaciones, pero en la realidad cotidiana caminan cabizbajos con rasgos de antisociales. Desde luego, hay personas que les dan buen uso a las redes y no pierden su personalidad.

Las redes sociales bien utilizadas son la mejor herramienta de la globalización. La autopista de las comunicaciones dejó de ser exclusiva de las élites y llegó a la masificación, donde precisamente hay miles de peligros. Acceso a las redes tiene el papa Francisco (que las utiliza para un bien común), así como los pandilleros y otras personas de mal corazón que pululan en las redes en busca de sus víctimas, que suelen ser personas de todas las edades, prioritariamente niños y adolescentes, y por ahí algún adulto ingenuo. Hagamos e inculquemos un uso correcto de las redes sociales.