Luis Antonio Monterrosa Amador cambió las ciencias jurídicas por su pasión por la panadería, un oficio que ha cultivado desde hace más de una década.


“Estudié Derecho, me gradué como licenciado en Ciencias Jurídicas, me autoricé como abogado y notario, también estudié una maestría en Banca y Finanzas en la Universidad Complutense de Madrid y un programa de estudios bursátiles para tener una especialización en mercados de capitales”, explica Monterrosa quien un día decidió abrazar su otra pasión: el arte de hacer pan.


Con un currículo altamente especializado, este abogado decidió volver a aprender y entrar en el negocio de la panificación. Un oficio noble que también le demandó muchas horas de estudio. Lo suyo no es el pan comercial, sino recetas antiguas que hacen de la producción un arte y generan experiencias entre los comensales.


“He leído más libros de panadería que de Derecho, me entusiasmé bastante”, dice el propietario de Artisan Loaf, una panadería especializada que busca que el comensal redescubra el sabor del pan.




En julio cerré mi oficina jurídica, pero gracias al Señor teníamos este plan ‘B’, que nos ha permitido salir adelante y pagar ciertas deudas”, Luis Monterrosa, Propietario de Artisan Loaf



Experimentación


“Yo hacía los primeros panes por hobby, en una de esas hice un pan bastante agradable, con buen sabor, y meses después viajé a EE.UU. y me me traje uno de los panes icónicos de San Francisco (sourdough) -hecho sin amasar, cuidando temperatura y clima- y nos dimos cuenta que el sabor estaba llegando muy cerca”, dice Monterrosa que comenzó a llevar su producto a sus reuniones de trabajo en su despacho particular.



El pasatiempo es ahora un oficio de tiempo completo mediante el que atiende a una lista de más de 1,000 clientes que disfrutan de un pan especial.


“Nuestro pan ya forma parte de la dieta de muchas personas. Su característica artesanal va acompañado de lo saludable que es”, explica.


El proceso de producción de Artisan Loaf es distinto del industrial. La pandemia aceleró el negocio del emprendimiento que ahora produce siete variedades de pan a partir de una línea básica que incluye al sourdough (hecho con masa madre que cultiva día a día, resultado de la mezcla de varios tipos de harina), pan integral, multigrano, bagels (a partir de una receta judía) y brioche, una variante de pan para hamburguesa y el egg bread.




La panadería es una pasión. Cuando uno encuentra un amor se desvive por él. Nos levantamos a las 4:00 a.m. para despachar a las 10:00 a.m.”, Luis Monterrosa, Propietario de Artisan Loaf



El reto más grande de hacer panadería es la temperatura, reconoce Monterrosa, quien tiene grandes planes para su panadería que incluyen crear nuevas líneas, abrir un lugar físico para atender a los clientes y apalancarse con su otro negocio: el cultivo de café, el cual está llevando con un alto grado de especialidad.


El artesano reconoce que aún ejerce el Derecho con algo de notariado, pero la panadería es un gusto que le genera grandes satisfacciones “desde el momento que mezcla la masa hasta que sale del horno convertida en una obra de arte”.