El Salvador endureció sus medidas de vigilancia a las importaciones de productos de plátanos y la llegada de pasajeros provenientes de los países con alerta por la enfermedad marchitez de las musáceas, considerada como una de las más letales en el mundo para estos cultivos, informó ayer el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).

La institución ordenó a los productores, importadores y comercializadores que se restrinja el ingreso de plantas, plantas secas, muestras de suelos y medios de crecimiento orgánicos que provengan de países donde se encuentre presente la plaga del plátano.

Asimismo, anunció que junto con la Dirección General de Aduanas (DGA) harán revisiones físicas del equipaje y bolsos de mano de los pasajeros procedentes de los países con presencia y sospecha de la enfermedad. Esta medida incluye la aplicación de un cuestionario específico para evaluar el riesgo de una posible proliferación del hongo.

Estas medidas forman parte de la alerta que emitió el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), el fin de semana pasado, para sus Estados miembro, entre ellos El Salvador. La alerta se originó luego que Colombia pusiera en cuarentena una finca en Riohacha, en La Guajira, al observar síntomas asociados a la enfermedad.

Xavier Euceda, asistente técnico de la Dirección de Sanidad Vegetal del OIRSA, explicó a Diario El Mundo que el organismo mantendrá la alerta aun si Colombia confirma que no tiene la enfermedad en sus cultivos de bananos o plátanos.

“Nosotros pondríamos las barbas en remojo y no nos estaríamos confiando a los reportes que podría tener, en este caso, algunos de los países de Suramérica”, ya que, explicó, el hongo se transmite a través de las plantas importadas que los países productores compran a los países asiáticos o las naciones vecinas.

 

El riesgo

La marchitez de las musáceas está entre las 10 enfermedades más peligrosas del mundo. El causante es el hongo fusarium, raza cuatro tropical, y se transmite de manera masiva en los cultivos de banano y plátano a través de las esporas retenidas en los zapatos de los productores o en las correntías de aguas.

Se descubrió en Asia y luego se expandió a otros países productores. El OIRSA registró un primer brote en Centroamérica en la década de 1950 y se calcula que dejó un impacto económico de $2,300 millones.

Luego de esa plaga se desarrollaron plantas capaces de resistir al hongo raza uno, pero Euceda advirtió que en este momento se trata de la raza cuatro y “no hay variedades resistentes ni tolerantes”.

“Es por eso que las alarmas están encendidas en todos los países dado la alerta que emitió Colombia. La alerta tiene muchas posibilidades de que sea confirmatoria, de igual forma los países de Centroamérica estamos trabajando bajo el escenario de que sea confirmatorio”, manifestó.

Ante esa amenaza, el OIRSA instó a sus Estados miembro a redoblar sus esfuerzos en las medidas de bioseguridad e inspecciones de los productos de origen vegetal que ingresen por los puertos, aeropuertos y aduanas.