Evidentemente las elecciones recién pasadas en los Estados Unidos, han dejado un mal sabor de boca, debido a la gran cantidad de irregularidades que han propiciado un evento nublado y a la vez preocupante, dado que socava las bases de la democracia estadounidense. Nadie desconoce el poderío que ha estado detrás de las elecciones para que los demócratas vuelvan al poder, para ello se ha utilizado todo un arsenal en el que han desgastado la imagen del presidente Donald Trump, pintándolo como el mayor racista y xenófobo de la historia de los Estados Unidos.

Sin embargo, en la gestión del expresidente Barak Obama, se deportaron alrededor de 3.4 millones de indocumentados, lo cual implica que en el primer año de gobierno del presidente Trump, se deportaron 177,000 inmigrantes menos que su antecesor, de manera que es acá donde el discurso no pega con la realidad, por otra parte hay toda una agenda globalista progresista que pretende instaurar la ideología de género y el aborto como una contra-cultura a los valores tradicionales, en todo el mundo, en ese orden de ideas también existen grupos poderosos que busca debilitar o hacer desaparecer al Estado de Israel.

Bajo este escenario llegó al poder el presidente Donald Trump, y más allá de su liderazgo controversial, prepotente y hasta autoritario, en mi opinión hizo cuatro cosas que son dignas de admirar. Primero, combatió de raíz la ideología de género. Segundo, se opuso enérgicamente al aborto. Tercero, le dio un total respaldo al Estado de Israel, al trasladar a Jerusalén, la embajada norteamericana y, Cuarto, trató de conducir al pueblo estadounidense para que volviera a los valores morales sobre los cuales se fundó esa nación, y cuya Constitución se escribió, es decir volver al Dios de Israel.

No estoy diciendo con ello que no cometió actos arbitrarios y abusos de poder, por ejemplo, el haber ordenado la separación de los niños y niñas de sus madres inmigrantes, fue un hecho que efectivamente dio origen al caldo de cultivo que utilizó la oposición demócrata para debilitar la candidatura del presidente Trump, pero que por si solo este hecho no constituye una victoria contundente a favor de los demócratas como lo han anunciado diferentes medios de comunicación de Estados Unidos, que dicho sea de paso ciertos medios impresos, televisivos, radiales y digitales, jugaron sin reserva en favor de los demócratas.

De modo que han sido estos medios de comunicación los que han declarado como virtual ganador de los comicios a Joe Biden, no así el Colegio Electoral, y esto es así porque el presidente Donald Trump, ha interpuesto por medio de su equipo jurídico la impugnación de los resultados en los diferentes estados, donde han considerado que no hubo un conteo genuino de los votos válidos, de modo que los resultados quedaran en firme hasta que se dirima el objeto de la demanda y haya un pronunciamiento oficial en materia electoral.

Ahora bien, se debe estar claro que en un eventual triunfo de Joe Biden, las cosas podrían cambiar en el Triángulo Norte, sobre todo por los múltiples casos de corrupción, la falta de transparencia y por la ausencia de rendición de cuentas, particularmente las circunstancias que envuelven a El Salvador, desde el arribo del presidente Bukele, en la que ha habido abusos de autoridad, irrespeto a la principios democráticos, una flagrante violación a la separación de poderes y el golpe de Estado que se propició a la Asamblea Legislativa el 9 de febrero del año en curso, donde se irrumpió con militares y en la que se quiso coaccionar a los diputados a punta de fusil a votar por un préstamo a favor del Ejecutivo.

En esa misma dinámica antidemocrática el presidente Bukele ha desobedecido múltiples resolución de la Sala de lo Constitucional, también ha sido complaciente con los actos de corrupción en los que han salido señalados una buena parte de sus funcionarios, pero lo mas grave es que el Ejecutivo se niega a dar cuentas de cómo ha gastado varios cientos de millones de dólares en el contexto de la pandemia, por ello la Fiscalía recientemente allanó ciertas instituciones del gobierno para investigar actos de corrupción. Todo ello lo sabe Joe Biden