Pero como si los malos augurios no faltaran, el viernes recibimos la noticia del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), sobre una alta probabilidad de que se desarrolle una sequía meteorológica entre mayo y julio próximos, lo que profundizará aún más esta crisis alimentaria.
Todo esto es impacto del cambio climático. Entre julio y agosto de 2018, El Salvador sufrió una sequía de hasta 40 días y luego en octubre, las intensas lluvias también dañaron la producción agrícola.
Es preocupante que el ciclo de sequía-lluvias excesivas pueda continuar en el país y en la región centroamericana, según advierten los expertos.
El Salvador es especialmente vulnerable ante estos eventos, porque no es autosuficiente en su producción agropecuaria y es altamente dependiente de las importaciones de alimentos desde los países vecinos, de manera que el gobierno entrante debería estar preparándose ante eventuales problemas que puedan traer estas previsiones.