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Nuevos incidentes impidieron este martes que estudiantes de algunos colegios se presentaran por segundo día a la Prueba de Selección Universitaria (PSU), el examen único de admisión a las universidades chilenas, considerado "discriminatorio" por grupos de secundarios que llamaron a boicotear el proceso.

Grupos de estudiantes volvieron a protestar en las afueras de varios colegios, evitando el ingreso de estudiantes inscritos para pasar la PSU.

El lunes esa protesta estudiantil ya había impedido que el examen se realizara en 86 establecimientos, afectando a unos 42.000 estudiantes, el equivalente a un 14% del total de inscritos, según las autoridades.

"Es una situación que estaba prevista, pero la actitud y la violencia ha sido mayor que la presupuestada", afirmó Leonor Varas, directora del Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre).

Varas aseguró sin embargo que el proceso va a culminar para todos los inscritos. "Por supuesto que va a funcionar y todos los estudiantes van a poder postular, nosotros tenemos una holgura de dos semanas en febrero, va a funcionar, que no les quepa ninguna duda", dijo.

La PSU estaba programada para noviembre del año pasado, pero fue pospuesta en dos ocasiones debido a las manifestaciones sociales que estallaron en Chile a fines de octubre y que dejaron 29 muertos.

Cerca de 300.000 estudiantes se inscribieron para realizar el examen -que se toma una vez al año- en 729 colegios y otras instituciones a lo largo de Chile.

La Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) llamó a "boicotear" el proceso de selección, al estimar que la PSU perpetúa los problemas de segregación de la educación chilena.

La prueba estandarizada mide habilidades y el conocimiento acumulado en los últimos cuatro años de la secundaria. Para el cálculo del puntaje se consideran también las calificaciones escolares.

Durante años, quienes obtienen los mayores puntajes de la PSU provienen de colegios privados, donde estudia el 8% de los estudiantes chilenos. Son ellos los que logran entrar mayoritariamente a las principales universidades del país, dejando fuera a quienes provienen de colegios públicos.

La desigualdad en el acceso a la educación, la salud, las pensiones y otros beneficios sociales han estado en el centro del estallido social de los últimos meses en Chile.