Poder ejercer la medicina en El Salvador, tras haber estudiado en el exterior, es un verdadero reto para los nacionales que regresan convertidos en médicos o, incluso, como especialistas en diferentes áreas, pues deben cumplir con la Ley de Especialidades Médicas y no cuentan con el privilegio de presentar títulos autenticados por consulados o títulos originales con fotocopia como los médicos cubanos.

Juan José Cálix es un salvadoreño que estudió medicina en la Universidad San Carlos de Guatemala, entre 1975 y 1982. Al concluir sus estudios regresó al país, pero volvió a marcharse, esta vez, a New Orleans, en Estados Unidos. Se inscribió en el Ochsner Medical Institutions para cursar dos postgrados de medicina: uno en patología y otro en cirugía general, y de este último estudió una subespecialidad en cirugía oncológica.

“Aquí todos los postgrados son de tres años, allá (en Estados Unidos) el postgrado de patología era de cuatro años, de cirugía era de cinco y además de eso había que hacer una subespecialización, que es la que hago yo de cirugía oncológica y estudié un año”, dijo.

Convertido en un especialista decide regresar a El Salvador en 1993. Su sorpresa fue que para ejercer la profesión debía incorporarse al país como médico a través de la homologación o por medio de una universidad que, en su caso, solo podía ser la Universidad de El Salvador (UES), porque era la única que preparaba médicos e impartía especialidades en ese momento.

“Por la homologación es básicamente que usted puede, por la vía legal, hacer valer el título sin hacer nada”, explicó. Aunque aclaró que para recurrir a esta opción es necesario que haya un tratado entre universidades. La segunda opción, que fue la que utilizó Cálix, es por medio de una universidad, para ello es necesario cumplir los requisitos que establece la institución seleccionada.

“En el caso de la UES se puede incorporar efectuando un año de servicio social, y un año de internado para médicos generales o seis meses en una especialidad, en el caso de los especialistas”, indicó.

“Mi examen constó de 30 páginas de papel en blanco con ocho preguntas para completar”, recordó. Sin vacilar, el galeno señaló cuáles fueron los cuestionamientos que tuvo que responder para poder ingresar a la universidad y realizar su año de servicio social en el Hospital Nacional San Rafael y seis meses de su especialidad en el Hospital Nacional Rosales. Fue hasta 1995, luego de cumplir con todos los requisitos, a pesar de venir graduado de una universidad estadounidense, que la UES le extendió un diploma y pudo obtener su número permanente de Junta de Vigilancia de la Profesión Médica (JVPM) para ejercer medicina.

Ahora él considera que la ley “debería ser aplicada a todos por igual”, ya que “si los nacionales deben someterse a este procedimiento, ¿por qué los extranjeros no?”. Según Cálix, ejercer la medicina en otros países como Estados Unidos, México, Canadá, Guatemala y Honduras (donde él conoce bien los procesos), es complicado para los extranjeros. Sin embargo, en el país, desde hace algunos años, los médicos cubanos han conseguido permisos temporales gracias a la gestión del Ministerio de Salud, institución que, según médicos salvadoreños, está privilegiando a los cubanos por encima de los nacionales.